Capítulo único

705 64 17
                                    

Querido Sakuragi:

En esta ocasión, me siento algo extraña al escribirte.

En principio, me gustaría aclarar que nada malo sucedió, de modo que no debes preocuparte. Pero lo cierto es que, cuando regreses, te encontrarás con que algunas cosas han cambiado. Principalmente yo. Es por esa razón que me veo en la obligación de escribirte esta carta.

Sé que puedo confiar en ti, así que lo diré sin temor.

Me he enamorado.

Verás. Poco después de que ingresaras a rehabilitación, un chico se unió al club. Su nombre es Kenya.

Al principio me recordó mucho a ti. No tanto por su físico —ya que es bastante más petizo y su cabello no es ni de cerca tan llamativo como el tuyo—; sino por su personalidad. No es tan bueno jugando al Básquetbol, eso debo reconocerlo. Pero, desde que lo conozco, he notado sus desesperados esfuerzos por mejorar día a día y sobrepasar a los demás.

Pasamos mucho tiempo juntos desde entonces, ya sea durante los entrenamientos o fuera del gimnasio. Pronto comencé a sentir algo que jamás había sentido por nadie, ni siquiera por Rukawa. Aunque no sabía de qué se trataba hasta que Kenya me dijo que yo le gustaba.

Mi respuesta no fue inmediata, pues me fue difícil aceptar que a quien quería era a Kenya.

Durante días no paré de pensar en el asunto. Fueron días grises en los que me sentí de lo más confundida. Hasta que, finalmente, llegué a la conclusión de que jamás amé a Rukawa realmente, sólo estaba cegada por su maravillosa habilidad. Al contrario de lo que esperaba, aquel descubrimiento me hizo muy feliz, pues seguir ligada a aquel amor no correspondido no me estaba haciendo ningún bien.

Kenya y yo comenzamos a salir al poco tiempo. Mis padres ya lo tratan como a un hijo. Incluso mi hermano, cuya aprobación me parecía la más importante, dijo que le agradaba.

Todo está yendo de maravilla, ¡jamás me había sentido tan dichosa! Bueno, mi felicidad sólo se compara a la que sentí y siento al presenciar cada uno de los partidos del Shohoku. Pero me temo que sin ti los partidos no son lo mismo.

Todos aquí te echan de menos. Miyagi y Mitsui no se lucen del mismo modo si tú no estás en la cancha. Incluso Ayako me dijo que extraña los entrenamientos básicos que tenían juntos. Rukawa siempre está muy callado, de modo que nunca sé en qué piensa. Pero si hay una persona que te echa de menos por sobre las demás, esa soy yo.

¡Espero con ansias tu regreso!

Con amor, Haruko.

PD: Ya quiero que conozcas a Kenya, ¡estoy segura de que se llevarán muy bien!

.

Hanamichi Sakuragi levantó la mirada de la carta de Haruko al divisar la sombra de una persona justo delante suyo. Al contrario de lo que podría esperarse, la presencia de Kaede Rukawa no le sorprendió ni en lo más mínimo. De hecho, el sorprendido era el otro.

La expresión de asombro y extrañeza en el pálido rostro de su rival provocó que Hanamichi comenzara a reír como un loco.

—¡Al parecer no eras tan especial, idiota! —se burló, procurando ignorar el hecho de que las lágrimas se habían acumulado en sus ojos y que, probablemente, comenzarían a caer en cualquier momento.

Estaré esperando | Slam DunkWhere stories live. Discover now