-Queria saber como estaba - dice tranquilo pasando sus ojos por todo mi cuarto, se detiene en el ordenador - nunca me acostumbrare a estos cachivaches - susurra para si mismo.

-¿Cuantos años tienes, Kernal?- desde que lo conocí tenia curiosidad.

-Bueno, cuando perdí mi vida solo alcanzaba a los 20 años de edad.- responde

-¿Cuando naciste?

-Que dama mas exigente.- sonríe- Nací el 7 de Abril del año 1834

Bingo. Acerté con el siglo.

Kernal se acerca hasta sentarse al lado mía en la cama y me mira de arriba a bajo.

-¿Se encuentra bien? - pregunta, creo que a notado mi cara de dolor en las costillas al incorporar de golpe y volver a tumbarme.

-He tenido un accidente con la moto, me duele la parte de las costillas, pero creo que no me he roto nada. - le respondo.

-¿Me deja ver? Se algo sobre medicina. - dice serio y algo preocupado.

-Eh... vale, si. - susurro algo dudosa.

Me tumbo en la cama apartando las sabanas, subo un poco la camiseta del pijama, lo justo para dejar las costillas al descubierto.

Examina con la vista los moratones. Antes de que me de cuenta posa sus gelidas manos sobre ellos haciendo un poco de presión, intento no separarme del susto.

¿Me puede tocar? ¿No estaba muerto? O sea, ¿el espíritus me pueden tocar? Mi vida es esta convirtiendo en una película.

Aparta sus manos de mi y hace señales de que me puedo bajar la camiseta.

Antes de que él pueda decir parabra empiezo a notar un ardor en el antebrazo. No dura mucho, pero pica. Bajo la vista y me encuentro una runa dibujada, mas bien tatuada, en mi antebrazo, es muy sencilla. Es como una rueda de un carro de caballos.

Abro los ojos como platos.

-¿Kernal... qué...qué es esto? - le pregunto con voz asustada.

-Dama, tiene la runa, eso es que su don se ha completado. - dice como si fuese obvio

-¿Completado? - ¿De que cojones me habla?

-Si, usted tiene el don de ver, oir y tocar a los espíritus, que estamos en otro plano,es como una puerta de un plano a otro. - dice tranquilo. - Al haber visto, oido y tocado a un espíritu ha completado su don. - explica como si nada - Por cierto, no tiene ninguna costilla rota, solo esta magullada.

Sonríe de oreja a oreja y desaparece.

¿¡Qué he completado qué!?

¡Me voy a volver loca!

Me levanto de la cama y salgo de mi cuarto, bajo las escaleras, salgo de casa y voy a la parte de atrás, la que da al bosque. Necesito aire fresco.

Me quedo mirando al bosque, quiero pasear por el para despejarme y desconectar pero.. ¿Entro o no entro? No lo conozco y me podría perder.

Al final me decido por entrar, aunque sea un poco y volver.

No he dado ni dos pasos cuando escucho un ruido a mi derecha, me giro por instinto para ver de donde proviene el ruido que me ha asustado nada mas pisar la entrada del bosque. Me encuentro a un lobezno blanco, lloriqueando y hecho una bola.

-Oh, dios, pobrecito...- susurro para mi misma

Me voy acercando poco a poco para que no salga corriendo, pero no se va para atrás y termino por acariziarle su cabeza cuando llego a su lado.

-¿Qué te pasa pequeño? ¿Te has perdido? - le pregunto sabiendo que no habrá respuesta. Me da muchísima pena.

Me fijo en que tiene una pata lastimada. Lo mas seguro es que su manada no se diese cuenta y lo abandonase. Pobre lobezno.

-Mira, vamos a hacer una cosa, te llevo a casa, te curo, te doy de comer y luego te vas ¿vale?

El animal me mira como si comprendiera todas y cada una de las palabras. Es jodidamente  adorable, parece un peluche.

Lo cojo en brazos y lo meto en casa sin que el animal se resista ni me has nada, paree que esta demasiado agotado para oponer resistencia. Lo llevo a la cocina y saco el botiquín para comenzar a curarle la herida de la pata.

Al acabar, voy a la nevera y saco un trozo de carne para dárselo, seguro que el pobre animal esta hambriento. Lo devora inmediatamente.

Lo cojo de nuevo en brazos para sacarlo de casa. Lo dejo donde lo he encontrado pero el animal no se va, sino que se acerca más a mi. No se quiere ir.

¿Me habrá cogido cariño sólo por lo que he hecho?

La verdad es que es adorable y parece muy perdido...

¿Y sí me lo quedo?

James no creo que diga nada, pero no se, tener como mascota un lobo... Pero es tan adorable y pequeño..

Decidido.

Me lo quedo.

-Bueno, pequeño, vamos dentro. - le sonrío.

Lo vuelvo a coger en brazos y ahora se acurruca más hacia mi, me recuerda al gatito que encontré de pequeña.

Lo subo a mi cuarto y lo acuesto al lado mio en la cama, ahora mismo no tengo otro donde puede dormir y las horas que son tampoco iba a buscarlo.

Si me lo voy a quedar tendre que ponerle un nombre... Mmmmm... siempre me ha encantado la mitología Griega. ¿Qué tal si lo llamo Cerbero? Como el perro de tres cabezas de Hades, el dios del infierno.

Sonrío para mi misma ante la idea. Se llamará Cerbero.

-Buenas noches, Cerbero-digo mientras termino de acomodarme en la cama.

Voy a dormir, que de verdad lo necesito de una maldita vez.

Hijos de los Dioses  Where stories live. Discover now