Rose

1.9K 180 31
                                    

Ya que estaba sola, fui a ducharme rápido para poder volver a vestirme y dormir un poco después de cambiar las sabanas. Me abrigué muy bien, estaba más helado que hace un rato y eso me molestaba para dormir.

Intenté olvidar lo que había pasado entre nosotros, pero venían a mi mente los recuerdos, uno tras otro como desfile. No negaré que me sentí bien con él, fue tan memorable, tan amable y gentil. Pude sentir como tenía miedo de que me lastimara, sentí lo que nunca antes y era algo que recordaría por siempre, sin importarme si mañana ambos desaparecemos, por lo menos hoy me siento feliz.

Mi puerta se abrió, entró Rose y se recostó junto a mí. Ahora que lo recordaba, se suponía que ella estaba durmiendo aquí.

—Hace un rato vi salir a Aniel mientras se abotonaba la camisa.

Me sonrojé, sentí pena de que supiera o siquiera que sospechara de lo que pasó anoche.

—Se quedó a dormir, ya era tarde para que saliera anoche.

Me sonrió.

— ¿Solo durmieron? Cuando lo saludé antes de que se marchara, parecía muy contento y también me pidió que viniera verte.

Suspiré... ya no podía ocultarlo más, por lo menos no a ella.

— ¿Solo tú lo viste?

—Sí, no tienes de qué preocuparte. Guardaré tu secreto de ese par que está detrás de ti. Es gracioso saber que alguien más ganó la competencia y nadie sabía que estaba participando ¡ni siquiera él mismo!

Ambas reímos. Era cierto, de la nada había aparecido en la carrera dejando a todos atrás teniendo una victoria inmediata con todo y premio.

—Supongo que es un campeón.

— ¡Claro que lo es!— Reía conmigo. Pasó a darle seriedad a todo. — ¿Fue amable contigo?

No cabe duda de lo buena amiga que es Rose, aun después de tanto tiempo separadas sigue preocupándose por mí con sinceridad.

—Fue más que eso, Rose. Yo... me sentí tan querida y deseada. Él fue tan amable y gentil, sentí como se preocupó por mí, tanto anoche como hoy al despertar. Antes de irse me besó, fue muy atento.

—Deberías ver como sonríes mientras hablas de él.

—No podría recordarlo sin sonreír.

— ¿Cuándo volverás a verlo?

—Nunca.

— ¿Qué?

— ¡Por Dios, Rose! Solo fue algo de una noche. No esperes que surja el amor después de que tuve sexo con un completo desconocido. Fue amable y nunca lo olvidaré, pero no me ilusionaré solo por eso.

—Pero dijiste que te besó antes de irse...

—Besó mi frente y se fue. Supongo que tampoco quería que se mal interpretara.

— ¿Solo fue eso y ya? ¿No te pidió salir o verse después? ¿Nada?

—Tranquila, Rose. No espero que de pronto se convierta en el amor de mi vida. Pero sí, dijo que me llamaría más tarde.

— ¡Lo sabía! ¡No podía quedarse así nada más!

—Pareces más feliz e ilusionada que yo. Solo te recuerdo que no fue nada. No creo que me llame y dudo mucho que lo haga, quizás sí, si es que olvidó algo aquí. Dudo que quiera tener una cita y aunque fuera así, yo no querré.

— ¿De qué hablas?

—Ya tuve malas experiencias con hombres antes y dudo que esta vez sea diferente. No creo que me tomé en serio después de anoche.

—Yo no estaría tan segura de eso.

—Por cierto, ¿no se suponía que dormirías aquí anoche?

—Me confundí de habitación— dijo sonriente.

Tuve la sensación de que había algo más que no me estaba diciendo. A pesar de mi curiosidad por saber qué destino me deparaba después de hoy, no le preguntaría. No quería tener ilusión para que el curso de las cosas cambiara después. Solo quería concentrarme en lo que pasaría hoy y tal vez mañana.

No quise seguir hablando de Aniel. Ya tenía suficiente con tenerlo en mi mente.

Ambas cerramos los ojos y dormimos un par de horas. Fuimos despertadas por el sonido de alguien tocando la puerta. Era Raphael que nos pedía despertar para comer algo, ya que al parecer era un poco tarde.

Ambas fuimos al comedor, solo estábamos nosotros cuatro, el resto de invitados que se habían quedado, ya se habían marchado.

—No supe en qué momento se fue Aniel— habló Gabriel.

—Yo caí dormida y perdí el contacto con el mundo— contestó Rose dándole un sorbo a su café.

Intercambiamos miradas llenas de complicidad. Parecía que no sospechaban nada o que siquiera sabían algo. El vino los ayudó a dormir y a desconectarlos. Ya veo por qué no debemos beber vino.

—Fue una fiesta muy animada— dije, llevando el tema lejos de Aniel.

—Claro que lo fue. Espero que pronto tengamos una reunión igual de alegre— concordó Raphael— Rose, ¿planeas quedarte por más tiempo en la ciudad?

—No lo sé, fue bueno ver a Luna otra vez y me daría pena apartarme. Aunque tampoco estoy segura de que mis anfitriones quieran darme hospedaje más allá de estos días de fiesta.

—Eres totalmente bienvenida aquí en caso de que no puedas quedarte con las personas que mencionas. Tenemos una habitación extra y creo que Luna estaría feliz de que te quedases.

Y claro que estaría muy feliz de que se quedara y de que pasáramos más tiempo juntas. En estos momentos me siento contenta de tenerla a mi lado.

—Espero que decidas quedarte, Rose.

La conversación se tornó superficial y ligera. No hablamos de ninguno de los invitados de anoche. Nos dedicamos a ver televisión y comer, todos teníamos resaca. Estábamos totalmente sin ánimo alguno de salir a dar un paseo o algo parecido.

En medio de todo, recordé a Jasper; fue inevitable que comparara lo de anoche con lo que tuve con él en aquel momento. Había resultado tan lastimada, tan herida y al despertar solo encontré mi cuarto destrozado y a mí sola. Claro, regresó y se quedó conmigo... pero es molesto saber que no me curó por su estúpido deseo de mostrar que yo le pertenecía, tuve que estar con todas esas marcas, con todo el dolor por días. No mostró ni el más mínimo deseo o intención de curarme, todo lo contrario, recuerdo que en sus ojos había cierta satisfacción al verme herida y que, para empeorarlo, no me quejaba, lo soportaba.

Aniel fue tan distinto a Joe, ese imbécil quería hacerlo en la escuela, sin tenerme respeto alguno como mujer. Por lo menos Jasper y Aniel decidieron hacerlo en privado.

—Luna— me llamaba Rose— no sé si deba decirte esto, pero lo acabo de ver y creo que deberías prepararte.

— ¿De qué hablas?

En dos segundos logró alertarme.

—Él está cerca y te está buscando— unió su mirada con la mía—, Jasper te está buscando.

Sentí mi cuerpo frío.

— ¿Estás segura?

—Totalmente.

Esto no podría ser peor. No quiero verlo en lo más mínimo. Con el poder que tengo y recordar todo lo que pasé gracias a él, podría sacarle la cabeza en un parpadeo.

Sentía como enfurecía, hasta que el sonido del timbre me alertó y me dejó helada.

Soñando DespiertaWhere stories live. Discover now