En la última hora me acerqué a ella. Si me preguntaba por la Nutella o el vestido, mentiría.


-Hey tú -traté de sonar casual.


Me miró enfadada, ¿Tan mal se pone por una Nutella? Sacó sus audífonos y se puso a escuchar música.


-Yo no me comí tú Nutella -le susurré.


No me escuchó, gracias a dios.


-M&M, deja de ignorarme. O al menos dime que he hecho -le dije, se sacó los audífonos.


-Vete Will, hoy no estoy de humor.


OK, buena señal. No sabe lo de la Nutella. Y tampoco de su vestido.


- ¿Tan mala fue la cita? -pregunté, ella se veía emocionada ayer.


-No. Fue fantástica.


Quería reírme.


-Pues no lo parece -me burlé. No pude evitarlo.


-Déjame sola.


¿Anda con su periodo? He escuchado que las chicas con el período son odiosas y  lloronas.


Estoy esperando ver Mackie llorando. Y ahí confirmará lo que le sucede.


-Nop, hasta que me digas que demonios pasa contigo.


Los digo enserio, quería saber qué diablos.


-No pasa nada, vete.


Ella no estaba con su periodo, ella estaba molesta por algo.


-M&M te conozco.


- ¿En serio? -preguntó sarcástica- A ver...dime ¿Cuál es mi color favorito?


La miré desconcertado. Los sabía, pero no quería que pensara que soy un acosador.


-Exacto.


Se levantó del suelo y entró al salón, la seguí con la mirada.


Entonces, no es el período, no es su cita, tampoco tampoco la Nutella y mucho menos su vestido.


¿Qué demonios?


Suspiré de frustración.


Desperté por el sonido del timbre, diablos me había quedado dormido.


Me levanté de un salto y corrí para detener a Mackenzie.


-Tal vez no sepa cual es tu color favorito, pero eso no me hace conocerte menos -le dije, se tensó.


Woah, estaba realmente enfadada.


-Suéltame.


Nunca lo haría.


-Tenemos que hablar Mackenzie -ya me estaba cansando de esta situación.


La arrastré de nuevo hacia adentro ya cerré la puerta. Ella se soltó de mi agarre.


-Dime que diablos te pasa.


-No me pasa nada -me dijo molesta.


-Oh claro, ¿Y quieres que me lo crea? -le pregunté sarcástico.


-Me da igual, adiós.


-Tú no te vas a ninguna parte, hasta que me digas que te sucede.


Mackenzie  MorganWhere stories live. Discover now