• - Q U I N C E - •

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- ¿Qué te pasó, Juliana? - La expresión preocupada de mi mamá no tardó en aparecer. - ¿Qué te hicieron?

«Me mintieron»

Lo único que pude hacer fue una negación con la cabeza, para luego salir corriendo a mi habitación sin emitir sonido. No quería hablar del tema, no estaba en condiciones de hacerlo. Sabía que no iba a poder soltar una palabra sin que un sollozo exagerado me interrumpiera. Evelyn era una de las personas más importantes en mi vida, y ya no sabía que pensar.

Me tiré en la cama, cerrando la puerta detrás mío, y hundí mi cabeza en la almohada, volviendo a quedar en un transe, en el cual reflexionaba sobre todo lo que había pasado frente a mis ojos y yo había esquivado.

¿Por qué ella ignoraría a Valentín de esa forma?, ¿Por qué no pudo contarme que estuvo con ella en su cumpleaños?, ¿O la razón de su frialdad?

Era mi mejor amiga, se suponía que podía tenerme aquella confianza, y saber que yo jamás podría decirle nada malo o reprocharle por algo que ella sintiera. Eso era lo que más dolor me ocasionaba, su falta de confianza hacia mi. Pero, luego lo supe...

El hecho de que Eve no quisiera decirme absolutamente nada, me demostraba que todo era cierto. Sus sentimientos hacia él... Evelyn sentía algo por Valentín, y era real.
Todo lo que sentía, era real. A ella le pasaba algo con Valentín Oliva, y tuvo miedo de decírmelo, como yo tuve miedo de aceptarlo también.

Y Eve no fue la única que cayó en ese pozo de enamoramiento. Valen estaba igual o peor de triste que ella por ese distanciamiento entre los dos, mostrándole todo el dolor que tenía guardado, en su pelea. Pero no fue tan duro confirmarlo, porque yo ya lo sabía...

*Algunas semanas atrás*
(Flashback)

Cada pareja se fue al sector que le correspondía decorar, recorriendo toda la casa de Tadeo.

El gesto que había tenido Eve conmigo en intercambiar compañeros me resultó muy dulce, y me daba la oportunidad de poder hacer algo que hace tiempo no me animaba...

Declararle mis sentimientos a Valentín.

El simple hecho de pensarlo ya me causaba temblequeos en las piernas, y las palpitaciones del corazón a mil por segundo. Todo mi interior era un revoloteo de emociones y dudas, sobre todo lo que podría pasar al estar a solas, por fin, con el chico que tanto me gustaba.

El mismísimo Valentín Oliva, caminaba delante mio dirigiendo el paso hacia la cocina de la casa. Yo sostenía la bolsa, con pequeñas flores de papel entre mis manos, y observaba su nuca con una vergüenza absoluta.

No sabía cómo iba a confesarle todo lo que sentía sin morirme de los nervios. Seguramente, soltaría palabras sinceras sin poder explicarlo bien, y que el chico termine por no entender absolutamente nada de lo que yo pudiera querer expresarle. Al estar junto a él, me di cuenta que todas las veces en las que me imaginé declarandome, no se comparaban para nada con la realidad. En mi mente no estaba tan nerviosa, no tenía tanto miedo, no me sudaban las manos, y definitivamente no estábamos en la casa de Tadeo. Pero así era, debía enfrentarme a la realidad de una vez por todas, y largar todo el amor que venía causando aquel castaño hermoso en mi durante los últimos meses.

Cuando llegamos a la cocina, inmediatamente nos pusimos a decorar, cada uno, los sectores de la habitación. Había un silencio profundo entre nosotros, exceptuando los gritos lejanos de Tobíaz que se oían a través de la ventana, desde el patio.

Miré a Valentín de reojo, quien parecía estar encerrado en sus pensamientos mientras colgaba las flores de colores. No sabía bien qué decirle, o cómo iniciar una conversación. Nunca fui muy buena para socializar, mi timidez era mucho más fuerte, y se intensificaba bastante al estar con el chico que me gustaba. Admiraba mucho a las personas que se soltaban con facilidad y con la mayor confianza, necesitaba esa seguridad en mi misma, pero por el momento estaba lejos de conseguirla. Hasta que, imaginé a Evelyn a mí lado, y la seguridad apareció en mi. La motivación que sentía por parte de mi mejor amiga era más fuerte que cualquier inseguridad que pudiera atormentarme. Ella siempre estaba conmigo, y me ayudaba a enfentar todo lo que hacía falta. Me daba seguridad y confianza en mi, por eso la amaba.

• c u p i d o ; wos •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora