Capítulo 2

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Cinco películas después, un montón de azúcar en mi sangre y cero besos. Se hicieron las siete de la noche y a pesar de que me encantaba ver el trasero de Tim moverse mientras colocaba otra película supe que ya era hora de irme si no quería tener problemas.

-Tim.-lo llamé.

-¿Qué sucede cariño?- se alzó en todo su esplendor.

Amaba la forma en la que la camisa azul que se había puesto en la tarde envolvía su cuerpo.

-Ya me tengo que ir.-me mordí el labio nerviosa.

-¿Tan rápido?- formo un pequeño puchero mientras se acercaba.

-Llevo toda la tarde aquí. -Se recostó a mi lado atrayéndome con una mano a su pecho.

Siempre me pregunte que se sentiría que te tratarán con tanta dulzura, pues ahora lo sé. Me sentía en paz mientras me hallaba en sus brazos su boca mordisqueando mi oreja.

-Quédate.- pidió.

Abrí la boca. Quería quedarme con él pero tenía miedo.

"La miedosa Jane" Esas palabras resonaron en mi cabeza. El miedo me había hecho estar sola durante tanto tiempo.

¿Por qué no me había alejado de Becky si me hacía daño?

Porque tenía miedo de estar sola.

¿Por qué nunca me había acercado a Keenan?

Porque tenía miedo del rechazo.

Estaba harta de tener miedo y por primera vez en mi vida me sentía segura. En los brazos de Tim nadie me juzgaba. ¿Por qué tendría que abandonar los brazos de Tim? ¿Por una cama vacía? ¿Por qué debería de preferir ser ignorada por mi madre antes de ser cuidada por Tim?

La señora Tommson tenía razón era hora de utilizar la mercancía...

-Me quedare.- dije decidida.

-No quiero que te sientas presionada a contestar.- se apoyó con el codo para estar sobre mi y que nuestras miradas se encontraran.

-Me quedare.- Una sonrisa muy lobuna se expandió por su rostro.

-¿Quieres avisarle a tu padres?- pregunto aún sobre mi.

A tus padres.

Como si Antony Morgan se preocupara por su hija.

Su madre a pesar de estar divorciada seguía usando el apellido de su padre.

Sus padres aún se veían de vez en cuando en los tribunales, Antony Morgan era peor que un tiburón cuando se hallaba defendiendo a uno de sus clientes, hasta donde sabía era una de las razones por la que Abigail había caído en un corto enamoramiento por el otro abogado.

-Debería de pasarle un mensaje a mi mamá.- mi mano se dirigió a los bolsillos de mis vaqueros pero no halle ningún celular.- No tengo celular.

Tim se movió para levantarse dándome la espalda.

Abrió un cajón y saco un móvil.

Marco varias veces usando sus pulgares, después de unos segundos me lo dio.

Coloque el número de mi madre y escribí un mensaje simple.

"Me quedare a dormir en casa de una amiga, deje el teléfono en casa."

Unos segundos después de enviar el mensaje llego una corta respuesta.

"Está bien."

No me inmute ante la falta de interés. Cualquier otra madre estaría haciendo un montón de preguntas pero Abigail no, ella no era así.

El lobo de Jane ( #0.5 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora