Twenty Three

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wolaaa

6🐺

***

Joaquín estaba más que sensible ahora que había entrado en la vigésima semana de gestación. Era más que común despertar con una erección juntamente con su entrada mojada. Él estaba excitándose hasta cuando el viento le rozaba. 

Emilio no estaba reclamando, obviamente. Para él no era malo satisfacer a su omega, simplemente era lo máximo, maravilloso. Sin contar que la barriguita de Joaquin ya estaba visible y él adoraba sentir a su cachorro allí, creciendo saludable. 

Ellos ya habían decidido el nombre:  Aristóteles Sebastián Osorio Bondoni. Un nombre perfecto para un príncipe. Y la decoración del cuarto del pequeño ya se estaba realizando, Joaquín estaba siempre acompañado de una diseñadora y lleno de muestrarios con colores de paredes, alfombras, cortinas, y todas esas cosas. Ellos también le habían contado a la familia que estaban esperando un niño, y obviamente que todos festejaron por eso.

Joaquín se hizo el examen sanguíneo para saber si el bebé sería un alfa, beta u omega, y de allí a quince días el resultado estaría listo. Pero Joaquín creía que su pequeño sería un alfa como su padre, y Emilio también creía aquello. Su olfato agudizado de alfa le decía eso, él conseguía sentir el aroma del bebé y sabía perfectamente cuando el mismo estaba bien o mal, hasta incluso antes que Joaquín. 

En aquella mañana, Emilio ya estaba levantado. Había terminado de tomar un baño y se estaba arreglando para una reunión con los congresistas del reino. Debido al escándalo con el ex-rey Juan, el príncipe estaba asumiendo los deberes de su padre y luego sería coronado. Por causa de eso, él casi no tenía tiempo para su omega. Salía muy temprano y volvía muy tarde, eran raras las veces que Emilio conseguía un tiempo para almorzar con Joaquín o cenar. 

- ¿Milo? – un somnoliento Joaquín llamó, sentado en la cama y refregándose los ojos. 

- si.. amor. – Emilio sonrió, girándose para mirar a su omega - ¿Dormiste bien? 

– si.- Joaquín suspiró - ¿Tú ya te vas y ni me llamaste para desayunar? – reclamó, haciendo un puchero. 

- Me despertaste dos veces en la madrugada para follar, amor. –Rió – Entonces, creí que querrías dormir hasta más tarde.

- Pensaste mal. – El más bajo rezongó, cruzando los brazos sobre su pecho – tenía que despertar temprano de cualquier manera, los muebles del cuarto de Aris llegan hoy y quiero acompañar el montaje. 

- Adoraría estar contigo para ver eso, pero tengo reuniones todo el día. – Emilio suspiró, sentándose en frente de Joaquín. 

- Últimamente casi ni tienes tiempo para nosotros. – Chilló Joaquín– Y cuando tienes es solo para follar rápidamente conmigo.

- Lo siento mucho, princesa. – Se disculpó Emilio, acariciando la mejilla del menor - Prometo recompensarte. – y se acercó al mismo, atrayéndolo para un tranquilo beso. 

Pero debido al estado de Joaquín, ningún beso era tranquilo. Sin demora, las manitos de Joaquín se enroscaron en los rizos comprimidos del alfa y lo atrajeron con fuerza, pero no para lastimarlo. Emilio jadeó en los labios del más bajo y profundizó el beso. Los deditos del omega fueron descendiendo tranquilamente por el pectoral del mayor, y para Emilio era como si fuese un rastro de fuego.

- Amor, no tengo tiempo- 

- ¡Shhh! Cierra la boca. – Joaquín rezongó, aun con los labios pegados a los del alfa – Te necesito ahora.

Y obviamente que Emilio no se negaría a un pedido de su esposo. Él lo empotró de vuelta al colchón y Joaquín carcajeó alto, Emilio tiró la camisa que estaba vistiendo y enseguida ya estaba desnudo. El omega mordió sus labios, sediento, la vista de Emilio sin ropa era la mejor del mundo. Como él se había dormido denudo, debido a las acciones de la noche anterior, el príncipe no tuvo trabajo, solo giró el pequeño cuerpo de rodillas y suspiró al mirar fijamente aquel culo perfecto en frente suyo.

Royals [omegaverse] (EMILIACO) Where stories live. Discover now