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Estando ahí en el suelo, con múltiples heridas en el cuerpo, el sabor metálico de la sangre inundando su boca, su ropa sucia y siendo golpeado hasta casi la inconsciencia por Toudou supo que debió de detenerse.

De todos modos ¿A qué niño de 14 años se le ocurría ir a desafiar a un tipo enorme de 16 años a una pelea que no sería capaz de ganar?

Solo a él, nadie era tan idiota ni arrogante como para atreverse a siquiera pensarlo.

Podía escuchar como otros estudiantes gritaban a su alrededor para que se detuvieran, pero ninguno era capaz de inteponerse en la pelea.

Tampoco lo necesitaba, él había provocado eso, no quería que nadie más intentara meterse en sus asuntos.

ㅡ Vamos, ¿Es todo lo que tienes?
Que decepción.

Otro golpe fue directo a su demacrado rostro, ahogando su intento de risa, Toudou era simpático, no se contenía solo porque él fuera un niño, al contrario, arremetía contra él con toda su fuerza, justo como lo quería.

No logro entender como este demente comparte lazos con Itadori.

ㅡ ¿Cierto? ¡Está loco!

ㅡ Es un niño arrogante.

Cerró los ojos, todo le ardía, pero le incomodaba más escuchar a esos otros niños hablar de él, como si fuera una basura y no concebieran que era familia del dulce de Itadori.

Siempre había sido de esa forma, Itadori era su hermano gemelo, serían exactamente iguales sino fuera por sus ojos, la altura, y sus personalidades.

Su hermano menor era carismático, contagiaba su alegría y amabilidad dónde sea que fuera, era la definición exacta de un niño bien.

Mientras que él era el problemático e insolente de los dos.

Solía escuchar que él era la otra cara de la moneda.

Ese día Itadori había faltado a clases, así que él decidió aprovechar que su hermano no estaba presente para provocar a uno de los más respetados y temidos de su escuela, estaba seguro de que él podría hacerle frente y darle su merecido.

Obviamente ese no era el panorama de la situación actual.

Sentía que podría perder la conciencia en cualquier momento, pero aún así no dejaba de sonreír, a sabiendas de que eso irritaba aún más a su atacante.

Pero de un momento a otro dejó de sentir los golpes y el agarre a su camisa se había soltado, abrió de vuelta sus ojos y se esforzó en tratar de enfocar la vista.

Lo primero con lo que su mirada chocó fueron un par de ojos azulados y brillantes, le miraba fijamente con curiosidad, como si él fuera un espécimen raro recién descubierto, por primera vez se sintió avergonzado.

ㅡ ¿Puedes levantarte?

Su voz era tan suave como una canción de cuna y por alguna extraña razón le llenó de calidez, negó lentamente, adolorido.
No conocía a ese niño con rostro de porcelana de nada, y dudaba que su presencia pasara desapercibida solo porque sí delante suyo, debía de ser nuevo en la escuela, no había otra explicación.

H e a t h e r || SukuFushiWhere stories live. Discover now