Capítulo 1

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6 años antes....

El que diga que ser tu propio jefe no te hace sentir grande, miente. Y si además tienes 17 años, mucho más. Pues yo lo sería pronto, porque mi socio y yo, nos estábamos dirigiendo a saldar nuestra deuda con la persona que había financiado nuestro proyecto. Reconozco que Sokol y yo hemos tenido ventaja sobre el resto de empresarios, pero es que utilizar lo que teníamos a nuestro alcance no nos garantizaba el triunfo, eso nunca sucede. Hay demasiados niños de papá y mamá por ahí, que se piensan que tener dinero hace que los negocios funcionen.

Para conseguir amortizar la inversión inicial de tu negocio en solo un año, hacía falta no solo tener una buena idea y ponerla en práctica, había que trabajar mucho, dedicarle todo tu tiempo, y además sentir pasión por lo que haces, porque eso hará que nunca tires la toalla.

Mamá fue la primera que me dijo que si tenía un sueño, que lo persiguiera. Papá fue el que me exigió que no abandonara los estudios mientras lo hacía. A Sokol le pasó lo mismo, así que ambos tomamos la decisión de inscribirnos online, así tendríamos ambos mundos al alcance de la mano, el académico y el laboral.

—¿Estás seguro de que está aquí? —Revisar los clientes de un restaurante de lujo desde el exterior era complicado, sobre todo si las ventanas estaban diseñadas para darles privacidad a los comensales.

—Mi madre ha dicho que todavía no ha subido de almorzar, así que tiene que estar aquí. —Tener una espía en la oficina del tío Viktor siempre estaba bien, y si era una de sus empleados estrella mucho mejor.

—No sé si entrar ahí. —dudó Sokol. Podía entenderlo, ¿qué se les había perdido a dos adolescentes en un restaurante tan caro? En cuanto vieran nuestro atuendo, la alarma anti glamour se activaría para cerrarnos la puerta en las narices.

—El tío Viktor está dentro. —Pero para mi primo, que era capaz de rapelar una pared solo con una cuerda y la fuerza de sus manos, todavía le daba miedo el atreverse a transgredir las barreras sociales; pobres a un lado, ricos al otro. Aun no asimilaba que podíamos permitirnos pagar una comida allí si nos diera la gana.

—¿Y si entras tu y yo espero aquí? —En otra circunstancia le habría picado, pero con el tema de las clases sociales todavía era demasiado pronto. Le faltaba algo más de...No sé, yo estaba acostumbrado a moverme por este lugar como si fuera el salón de mi casa, y no solo porque mi madre trabajase allí, la suya también tenía una peluquería en el centro comercial, y además era la dueña del negocio. Pero la familia de Sokol no era de las que alardease de ello, simplemente era gente sencilla que tenía buenos trabajos.

—Vale, pero la hamburguesa la pagas tú. —Ese era un juego que nos teníamos los dos, desde que empezamos a quedar para salir por ahí juntos, ya se sabe, en plan colegas. Sokol y yo somos más que primos, más que socios de negocios, somos amigos. Como decía, cada vez nos tocaba a uno de los dos pagar la comida, sobre todo desde que empezamos a vivir, salvo dormir, en nuestro nuevo negocio. No cualquiera en la ciudad podría decir que vivía en un apartamento colgante.

Un llanto infantil hizo que girase la cabeza hacia la derecha, donde encontré una familiar cabellera agachada intentando recoger algo del suelo. Cuando el tío Viktor se puso en pie, tenía un pequeño peliche en la mano, y se lo entregaba al causante de tanto escándalo. ¿Qué tendría?, ¿dos años? El pequeño aferró el peluche con fuerza, mientras miraba al tío Viktor con miedo. Si él supiera...

—Esto se puede considerar como acoso. —Esa era la manera de saludar de Viktor, haciéndote pensar en si lo que decía era broma del todo, o no.

—¿Te sientes intimidado? —Creo que éramos pocos los que podíamos decirle algo así al tío. Yo soy de la familia y también joven, puedo hacerlo.

Grigor - Vasiliev Legacy 7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora