Are you my salvation? - C.Soobin

01

Ese mismo día unas horas antes...

Maldita sea.
Ignóralo. No pasa nada...
Ignóralo....1...2...3...ignóralo.

Condenado sea el despertador y el día en el que pensé que era buena idea comprar uno.

Está lejos... muy lejos... ¿Y si lo dejo ahí?
Me mira, le miro.
Me tapo los oídos con la almohada.
Mierda. Sigue sonando.

Me destapo y consigo sentarme en la cama. Mientras la melodía, digna de anunciar el comienzo del Apocalipsis suena, paso un rato observando mis zapatillas de estar por casa.
Mira que son horteras.

Me las pongo y me acerco al despertador para apagarlo.

-Asqueroso... - digo a regañadientes.

Me dirijo al baño y me contemplo al espejo.

¿Qué mejor que levantarse de esta manera?
De buen humor y con un aspecto aceptable.
Pelo decente, cara limpia y brillante, y sobretodo ganas de empezar el día.

Bueno eso lo experimentarán otras personas.
Porque mi caso desde luego que no es.
¿Con cuántos mapaches he tenido que pelearme durante la noche?

Me lavo la cara y decido buscar unos vaqueros y una sudadera mona que ponerme. Opto por un maquillaje sencillo, que oculte mínimamente mis pintas de cadáver.
Una vez que he terminado con eso, me hago una coleta alta y me peino el fleco intentando que quede medianamente digno. Exacto, intentando.

Agarro mi mochila y desayuno lo primero que pillo en la mini-nevera de mi cuarto.
Un zumo, una manzana y la tostada que debido a mi despiste a la hora de meterla en la tostadora ha acabado como una pieza de carbón. Genial.

Meto las llaves en la mochila y me pongo los auriculares preparada para salir de mi habitación del campus de la universidad.

Camino por los jardines que rodean los dormitorios de las estudiantes mientras escucho las canciones que han salido últimamente. La mayoría pertenecen a bandas de K-pop, lo cuál para ser sincera no me desagrada para nada.

Ha pasado medio año ya desde que abandoné mi país y me mudé a Seúl para estudiar medicina.
No voy a mentir.
Es difícil, muy difícil.
Muchas veces siento que la carrera se me hecha encima.

Inmersa en mis pensamientos y a punto de llegar a la entrada de la universidad, retiro los auriculares de mis oídos y siento que alguien se acerca corriendo hacia mí.
Es Hye, que con su característica sonrisa ya está apretujándome y soltando grititos de emoción. Detrás suya viene Suni, a la que el escenario parece hacerle gracia.

Son las mejores amigas que he hecho desde que llegué aquí.

-¡Chica! ¿A qué viene esa cara de disgusto? ¡Es lunes! ¡Una increíble oportunidad para pasarlo bien!- exclama Hye con entusiasmo.

-No todos tenemos la energía que tienes tú Hye...- le contesta Suni en un tono cálido.

A veces me pregunto cómo llegué a empatizar con la chica más positiva que he conocido en mi vida, teniendo en cuenta que yo me paso gran parte de mi tiempo de mal humor. Hye es realmente un caso excepcional.
Suni se lleva bien con casi todo el mundo por lo que conmigo no iba ser una excepción.
La verdad es que nos hicimos amigas muy rápi-

Mis pensamientos son interrumpidos por el chico más escandaloso de Seúl, y probablemente de toda Corea.

-¡Buenos días por la mañana!- grita YongHwa, causando miradas indiscretas. Definitivamente somos el centro de atención de todos los presentes ahora mismo.
YongHwa es un chico alto, muy simpático y con la voz más potente que he escuchado nunca. Se nota a kilómetros que él y Hye se gustan, pero ninguno de ambos parece atreverse a dar el primer paso.

Entramos todos juntos a la Universidad y nos despedimos los unos de los otros.
Sólo Suni estudia lo mismo que yo. Sin embargo, parece que se le da bastante mejor que a mí.

Ambas nos dirigimos al salón de clase mientras conversamos sobre temas aleatorios. Nos sentamos en nuestros respectivos sitios esperando a que llegue el profesor pero somos interrumpidas repentinamente por una voz masculina.

-¡Ey guapa! ¿Acaba de salir el sol o es que te he visto sonreír?-

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El primer capítulo de la historia ya está aquí!
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