Marea.

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Después de reflexionar durante unos minutos, he llegado a la extraña conclusión de que la vida es como la marea.

Lo más fácil es dejarse llevar por ella. Relajado, sin prisa alguna. Deteniéndose de vez en cuando para echar la vista atrás, o por el contrario, para mirar hacia el camino que aún te queda por recorrer.

Dejarse, simplemente, arrastrar por ella.

Aunque con cierto cuidado, pues los hay que se sumen en la monotonía de las aguas que los arrastran… y acaban por ahogarse.

Son muy pocos los que deciden nadar a contracorriente. Muchos fracasan en su intento y tiran la toalla inmediatamente después para proceder a dejarse arrastrar como la mayoría de la población.

Pero hay, afortunadamente, una minoría de ellos que continúa en su afán, y que los demás observan desde la comodidad de su rutina y critican. Las olas amenazan con ahogarlo con mucha frecuencia, pero el valiente nadador continúa incansable en su empeño hasta el final, sin detenerse ni un momento para volver la vista hacia atrás.

Y llega a su destino. Al final de todo. Maltrecho, hastiado. Completamente derrotado.

Y esta vez sí, decide contemplar el camino que ha recorrido, nadando siempre en contra de la marea, al revés que el resto de las personas del mundo.

Y se siente extremadamente orgulloso de haberlo hecho.

Marea. Historias cortas.Where stories live. Discover now