~Capítulo I~

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The moth & The flame - The nwe great depression

(Play list en YouTube y Spotifi)


PARTE UNO

—ELLE—



CAPÍTULO I

Abro los ojos, tengo la boca seca y esa sensación como de que dormí mucho más de la cuenta. Hay media luz, una que no reconozco. De pronto, antes de que mi cuerpo detecte que esas sábanas no son las acostumbradas, noto que no estoy en mi habitación, no está la foto de mi hermana conmigo en Galápagos, no están los muros blancos con flores secas colgando, tampoco la lámpara de papel de china blanco que puse recién me mudé, un año atrás, vivía sola, pero no en mi propia casa.

Me incorporo con los codos, enseguida, arrugo la frente con el corazón martilleando. El lugar es... diferente. Estoy tendida sobre una cama kingzice. el lado izquierdo hay una ventana enorme, ¿está nevando? Noto arrugando la frente. No hay prácticamente paredes, frente a mí un barandal marrón de hierro. A mi lado derecho hay un panel que en realidad es un enorme espejo dividido por rectángulos. En cada costado hay mesillas de noche sin nada salvo unas lámparas que tiñen todo de una media luz cálida, elegantes.

Sin entender qué ocurre, me levanto asustada. Llevo puesto un camisón que llega hasta mis pies, definitivamente no el conjunto de braga y blusa vieja con el que me acosté. La tela es delicada, fina en realidad. No llevo nada abajo salvo mis bragas y, por lo tanto, mis senos quedan un tanto expuestos debido a que la tela no es tan gruesa. Los protejo con mis brazos instintivamente, aunque mi cabello rubio hace su parte. Pongo mis pies sobre el tapete que cubre parte de la duela pulcra, me acerco a la ventana, estudiando mi alrededor. No entiendo nada. Debo estar soñando, decido.

Me llevo una mano a la boca cuando noto que estoy en un segundo o tercer piso, en realidad porque parece un ático. La habitación o lo que sea, está arriba del resto, volado. El que afuera nieve me hace pensar que quizá estoy aún en Toronto porque desde que enero comenzó así ha estado. ¿Estaré cerca de casa? Pero ¿Dónde? ¿Qué hago aquí? No se ve nada de nada salvo un jardín cubierto por aquella capa blanca y al fondo... mar. Respiro agitada, negando, retrocedo tanto que chocó con la cama. ¿Qué está pasando? Mis manos transpiran, rodeó la cama y me voy hasta el barandal para observar mejor, aún no muy convencida de que esto sea real.

De pronto escucho ruidos justo debajo de mí. Mi corazón se va salir por la garganta, algo que se desliza con suavidad, me asomo más de la cuenta por la baranda y me quedo petrificada, cuando bajo mis pies aparece una figura imponente, una que reconozco.

Pestañeo una y otra vez, ¿él? ¿Por qué?

Camina y no parece interesado en el hecho de que estoy aquí, arriba. Lo observo al igual que al sitio; es... elegante y hermoso, los colores, los muros de piedra, la decoración justa, nada excesos, sobria y a la vez relajada. ¿Qué hago aquí? Continúa su camino antes de dejar un aparato sobre la mesa rectangular del comedor. Gimo cuando noto que subirá, mis palmas sudan, me repliego a la esquina del barandal y la ventana, pero él apenas si me ojea, mientras yo siento que mi corazón se saldrá de la garganta. En el muro lateral a las escaleras coloca la palma sobre otro círculo grisáceo y los espejos se abren. Parpadeo temblando. Parece un vestidor, bueno, uno enorme en realidad. No entiendo nada. Desvío la mirada un poco hacia abajo. Los techos son altísimos pues abarcan lo alto de la habitación volada. Todo aquello es del tamaño de un apartamento, o es un apartamento en realidad.

Placer Sombrío© EN LIBRERÍAS Y AMAZONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora