Capítulo 27

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Los días pasaron volando. Caminatas por la playa, charlas mientras observábamos los atardeceres, noches de mucho amor y tiempo con mi persona favorita en todo el mundo, qué más puedo pedir; sin duda alguna, la mejor luna de miel. Podría decir que fueron los mejores días de nuestras vidas, pero esos serán todos aquellos en la que estemos juntos, donde despierte y la tenga junto a mi. Todos los días por el resto de nuestras vidas.

Y ahora aquí nos encontramos, en medio de una sala con personas que van y vienen. Algunas parejas marchan de camino a una vida juntos, otros se despiden temporalmente, rezando por seguir juntos y esperando a que el tiempo se pase rápido, y luego están los que se despiden definitivamente ­—sea malo o bueno el motivo—. Es raro pensar el poder que tiene cada persona, como con su presencia puede convertir un lugar no tan agradable a el mejor lugar del mundo y viceversa. 

Nuestro vuelo de regreso a casa acaba de despegar. Estamos muy emocionados por volver a ver a los chicos; puede que lo hayamos pasado muy bien éstas semanas, pero son nuestra familia y sin dudas nos hicieron mucha falta. 


Estamos camino a casa, y no importa cuantas veces me haya subido a un avión le sigo teniendo el mismo miedo. Qué, se me es inevitable pensar que en cualquier momento esto puede explotar o caer y terminaremos muriendo todos.  No, no me considero una persona negativa ni lo soy, pero en este caso no puedo evitarlo.  Agustín está al lado mio abrazándome, él más que nadie sabe mi miedo a volar y en sus brazos es el único lugar en el que me siento segura y a salvo.

Se podría decir que vamos a mitad del vuelo. Me encuentro más calmada y relajada, aunque creo que comer antes del vuelo no fue buena idea, más sumándole los nervios al momento de despegar. Siento el estómago  revuelto, como si la comida estuviera en un carrusel dentro mio.

- Amor, estás pálida, ¿Te sientes bien? ­—me preguntó Agus­.

- Si bebé, solo creo que no fue buena idea comer antes de abordar ­—dije entre suspiros, tratando de calmar las ganas de vomitar—, tengo algo revuelto el estómago.

- Te dije que no comieras ese banana split con mayonesa, eso es asqueroso ­—dijo haciendo una mueca de asco.

- Es que se me antojó ­—respondí recordando esa delicia y agregué—, además estaba riquísimo amor.

Él iba a decir algo más pero no alcanzó ya que rápidamente me levanté y corrí al baño. Ni bien llegué cerré con seguro la puerta y me arrodillé frente al retrete para devolver todo el estómago. 
Realmente no tendría que haber comido eso, me pasé todo el vuelo mareada y con vómitos.
Apenas salimos del avión corrí hasta el primer basurero que vi para vomitar nuevamente.

- ¿Te encuentras mejor? —preguntó mi esposo abrazándome por atrás.

- No, la verdad me siento muy mal, fue el peor vuelo de mi vida —dije desanimada.

- Tranquila princesa, vamos a casa para que descanses y de camino pasamos por farmacia en busca de algo para los vómitos  —dijo mientras me cargaba como princesa camino al auto.

- Bebé, los chicos iban a ir para casa
—agregué algo preocupada.

- No te preocupes por ellos amor, lo entenderán y otro día podremos juntarnos —dijo y agregó mirándome tiernamente—. Lo único que importa ahora es que vos estés bien.

Asiento lentamente y me recuesto por él. Me siento muy débil, mareada, no sé lo que  me pasa, nunca me había sentido tan mal.

Llegamos a casa y lo primero que hago es devolver nuevamente el estómago en el baño, al punto de estar tan débil que no me puedo levantar. Para mi suerte justo llegó Agus y me cargó hasta dejarme en la cama.

- Amor me preocupas, tenemos que ir al doctor, no es normal que vomites tanto —preocupado, sentado a mi lado.

- No, no es necesario, solo me cayó mal la comida y los nervios del vuelo —dije para tranquilizarlo—, solo debo descansar y tomar algo para los vómitos pero estaré bien.

Él solo asintió no muy convencido y se acostó conmigo. Me encontraba muy débil que enseguida me dormí.

Lentamente fui abriendo los ojos y para mi sorpresa, Agustín no estaba junto a mi, qué raro. Me sentía muy cansada y quería seguir  durmiendo. Estaba por quedarme dormida nuevamente cuando Agus entra a la habitación.

- Buenos días bella durmiente, ¿Cómo amaneció? —saludó desde la puerta.

- Mmmm... es muy temprano —dije somnolienta y cubrí mi cara con la almohada.

- ¿Temprano? Son las 2 de la tarde princesa —rió.

- ¡¿Qué?! —exclamé y me levanté rápidamente de la cama, movimiento que en nada fue una buena idea porque me dio un horrible mareo.

- Carolina ¿Estás bien? —preguntó preocupado mientras me sostenía para que no me caiga.

- Si, si, solo fue un mareo, me levanté muy brusco —dije recuperándome.

- Si sigues así iremos al hospital, quieras o no —dijo con el semblante serio y solo asentí.

Así pasó el día, ya me encontraba mejor aunque una que otras veces fui a vomitar y me maree.

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Espero les guste ♡♡♡



Por última vezWhere stories live. Discover now