Capítulo 4

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NICK      

      Me levanté con energías renovadas. El día de ayer había sido genial. Al ser sábado ni Kevin ni yo habíamos tenido clase y a Amber le había dado el día libre Mery para que se adaptara a su nuevo hogar y colocara las cosas con calma. Tanto mi compañero como yo la habíamos ayudado y luego habíamos pedido comida, vimos películas y nos conocimos un poco más. La cosa iba viento en popa.

            Salí del cuarto listo para preparar algo de desayuno. Haría unas tortitas que me salían muy bien gracias a Kevin, el cual me había ayudado a perfeccionarlas. Sonreí mientras sacaba los ingredientes de la nevera y los armaritos de la cocina. Me puse manos a la obra en menos que cantaba un gallo. Haría la masa y esperaría a que se levantasen los bellos durmientes.

            -¡Sí que huele bien!-reí ante el comentario de Kevin, el cual acababa de entrar en la cocina.-¿Has hecho café?-asentí señalándole la cafetera.-¡Qué bien! ¡Sin café no funciono!

-Lo sé. Por eso lo he hecho. Lo que no sé es si a Amber le gusta el café.-dije empezando a hacer las tortitas.-Saca la nata y el sirope de arce. Supongo que no tardará de despertarse.

-A sus órdenes, mi comandante.-solté una carcajada. Con Kevin me lo pasaba de muerte. Era un payado y me hacía la vida más fácil. ¿Qué más se podía pedir?

-Buenos días…-miré hacia la puerta, encontrándome con una somnolienta Amber entrando en la cocina y sentándose en la mesa de la cocina.

-¡Buenos días!-levantó la mirada para contestarme y, de repente, se puso colorada. Alcé una ceja divertido.-¡Oh! ¿Te incomoda que esté sin camiseta? Me la puedo ir a poner, si es así.

-¡No, no! Tranquilo.-Miró hacia la sartén que estaba al fuego.-¿Qué hay de desayunar?-preguntó curiosa.

-Nick ha querido hacer tortitas. Hay café hecho pero no sabemos si te gusta.

-Prefiero el té, la verdad. El café me excita demasiado y no en el buen sentido de esa palabra.-Todos nos reímos ante su comentario.-No sé si tenéis.

-Alguno habrá. ¿Miras, Kev?-puse las tortitas en la mesa para que fuesen comiendo. Mientras tanto, seguí haciendo el desayuno. El agua del té, cuando estuvo hirviendo, se la serví a Amber. Todo estuvo listo en un santiamén, así que me senté con ellos a desayunar.-¡Que os aproveche!

Desayunamos con un gran ambiente de tranquilidad, charlando de lo que íbamos a hacer, de lo que teníamos planeado, de lo que nos gustaba…Cuando acabamos de comer las tortitas, de las cuales no quedó ni una, recogimos entre todos y Kevin se ofreció a fregar, cosa que le dejé encantado.

Amber ese día tenía que trabajar, así que se fue a preparar. Tenía turno de tarde, así que tenía tiempo. Habíamos quedado en que cocinaríamos algo para el mediodía entre todos, pero aún no sabíamos el qué.

Me fui a duchar. Lo hice con calma y sin prisa, ya que no había quedado con nadie y debía hacer cosas de clase. Cuando salí del plato de ducha, escuché que llamaban a la puerta del baño, así que me puse la toalla en la cintura y abrí, encontrándome a Amber, mirándome con los ojos como platos.

-Te…te está sonando el móvil y…y te lo traje por… por si era…urgente.-sonreí de lado mirándola. Me tendió el móvil roja como un tomate. Eso podía ser una muy buena señal. Quizá le gustaba y eso me encantaba.

Dulcemente túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora