Tragame suelo

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Llegue a mi habitación y cogí ropa cómoda para ponerme, era increíble pero la herida ya estaba mucho mejor después de alimentarme, ya no me dolía tanto. fui al cuarto de baño y me asee con cuidado de no mojar la herida, después me lave los dientes y me vestí, me puse un pantalón gris que era muy cómodo junto con una sudadera y unas zapatillas puesto que hacia un poco de frio. Ese pueblo era de lo más extraño y no solo por sus habitantes, sino por la meteorología, un día podía hacer tanto sol como al siguiente tanto viento, estábamos a fechas en las que debería hacer mucho frio, ya casi era octubre sin embargo la gente vestía en mangas cortas, era increíble, puede que fuese por la temperatura de los lobos, si todos eran tan calientes como Dareck no me extrañaría que en cualquier momento muriésemos de calor…Recordé lo que me había dicho Dareck en el balcón provocándome un poco de miedo y mucha excitación, parecía un hombre con mucha experiencia y en cierto modo me gustaba pero cuando pensaba en todas las mujeres con las que había estado la rabia me invadía, no sabía porque pero no quería imaginármelo cerca de otra chica, ni siquiera era capaz de pensarlo sin que me invadieran las ganas de partir algo, me excuse en el asunto de las parejas, seguro que esto era debido a que él era mi pareja y era irremediable, tendría que superarlo, al fin y al cabo jamás seriamos una pareja de verdad, yo me marcharía pronto y el seguiría con su vida, porque me tenía que fastidiar tanto pensar que seguiría con su vida si lo que yo deseaba era marcharme… Las palabras de mi madre aparecieron en mi mente, no podía evitar sentir que estaba traicionando a Dareck, pero mi madre tenía razón no podía engañarme, él era un salvaje, un bruto que no me creería si le contase todo y le dijese que no sabía nada hasta que llegue a su casa, pero si apenas confiaba en mí, seguro que si no me mataba, me encerraría en una mazmorra para siempre, pero lo realmente importante no es lo me ocurriese a mi sino a mi madre, jamás le perdonaría que fuese capaz de hacerle algo a ella. No quería seguir amargándome con problemas, lo mejor sería que siguiese con el plan e intentase ganarme la confianza de Dareck, pero para eso primero tendría que dármela, necesitaba que me dejara salir de este lugar ya no solo para demostrarle que podía confiar en mi sino porque me iba a volver loca en ese sitio, yo siempre había sido un alma libre, había ido de aquí para allá sin darle explicaciones a nadie hasta que me encontré a ese… ese animal. Quería hablar con él, quería pedirle que me dejase salir, ir al menos a la escuela, así que fui hasta su habitación que estaba muy cerca de la mía, cuando llegue a su puerta su olor me invadió, era imposible no pensar constantemente en el si su olor estaba en todas partes, iba a picar sobre la madera pero pensé que podría seguir durmiendo, así que me asomaría solo por si acaso. Abrí la puerta con cuidado como si fuese una ladrona y mire por un hueco, no se veía nada así que la abrí un poco más, mire hacia su cama y vi que no estaba, puede que hubiese salido de su habitación, pero entonces cuando me disponía a irme escuche su voz.

-Pasa-Dijo Dareck, era su voz indudablemente ¿Dónde estaba? Abrí la puerta completamente y no lo vi, así que supuse que estaría en el cuarto de baño, entre cerrando la puerta tras de mí y me puse junto al poste de la cama. No me lo pude creer, cuando vi a Dareck salir del servicio con tan solo una toalla enrollada en su cintura que parecía que se le iba a caer en cualquier momento, casi muero de vergüenza el acababa de salir de la ducha y yo estaba completamente roja como un tomate mientras que él sonreía y me miraba fijamente como si fuese su presa, el parecía que controlaba la situación mientras que yo me moría de nervios, me arrepentí de no haber llamado antes, ahora el imaginaria que…

-¿Te ocurre algo Daiana?-dijo con una sonrisita, haciendo que yo me preguntase si lo decía por el hecho que de entrase en su habitación, o por la cara de tonta que había puesto al verle

-Yo…solo vine para…-Tartamudee nerviosa

-¿Para qué?... ¿Qué es lo que ocurre?-Dijo Dareck acercándose a mí.

Quería que el suelo me tragase y desaparecer, jamás hubiese pensado encontrármelo de esa forma, mi mirada estaba fija en el suelo, pues si con mirar tan solo una vez la perfección de su cuerpo reaccione de ese modo no me imaginaba que pasaría si lo mirase otra vez, quería hacerlo, moría de ganas por hacerlo, pero me sentía tan avergonzada por esa situación que no era capaz, además tampoco quería demostrarle lo débil que me hacía sentir… Es que era tan injusto, él era el Dios de la perfección, era tan sexy, tan atractivo, su olor era más fresco que nunca, su pelo mojado y alborotado que goteaba sobre su pecho y que le hacía parecer un niño bueno hacia que me quedase embobada y a la vez sus ojos tan oscuros e intensos, que se clavaban en mí y me juraban con su mirada las miles de cosas que podría llegar a hacerme sentir, hacían que todo mi cuerpo vibrase por dentro de miedo y excitación…Era casi imposible que las palabras saliesen de mi boca pues había perdido el sentido cuando vi su cuerpo, su musculoso y ancho pecho y sus abdominales que parecían tan duros como su expresión pero lo que realmente me hizo perder el sentido común fue el bello que había debajo de su ombligo, no era mucho pero hacia un caminito perfecto hacia lo que ocultaba esa pequeña toalla que llegaba hasta la mitad de sus fuertes muslos ¡Esto tenía que acabar! Eso o acabaría derretida por la interminable ola de calor que se apodero de mi

-Vendré luego-Dije con la mirada todavía clavada en el suelo y girándome hacia la puerta

-¿Por qué?-Dijo Dareck agarrándome del brazo y haciendo que lo volviese a mirar-¿Qué te pasa?-Dijo empujándome hacia el poste de la cama, agarrando con una mano mi brazo y con otra subiendo mi barbilla para que lo mirase-¿Qué es lo que te da vergüenza?...Eres más tímida de lo que pensé-Susurraba para picarme

¿Ser tímida era malo?, no sabía que hacer ni que pensar, pero me daba rabia comportarme como una estúpida así que intente pensar con claridad, en los ojos de Dareck se veía cuanto le gustaba controlar la situación y verme de esa manera…

-No me da vergüenza nada, solo que dejare que te vistas y después hablare contigo-Me sorprendí de la claridad de mis palabras

-Y no puedes decírmelo ahora, no sé si te has fijado-Dijo en tono burlón-pero llevo una toalla, estoy vestido…Aunque si quieres… podría quitármela-Dijo acercándose a mi boca. Yo no podía parpadear, nuestras miradas estaban fijas la una en la otra, en mi cuerpo ya no había sitio para la vergüenza pues todo mi ser había sido invadido por el más puro deseo, quería ver el cuerpo de Dareck, quería tocarlo y besarlo ¡Todo estaba tan mal!, se supone que mi plan era hacerle confiar en mi para después marcharme, pero que había de malo en dejarme llevar, solo un poquito mientras lo llevaba a cabo, pensé cerrando los ojos al sentir como sus labios rozaban los míos. Pero ahí me quede, con los ojos cerrados y la boca entreabierta como un pececillo cuando de repente la puerta sonó y Dareck aparto la cara

-Soy Josh señor, solo venía a informarle de que la comida esta lista-Dijo el mayordomo desde el otro lado de la puerta-Haciendo que Dareck resoplara

-Salvada de nuevo…la próxima vez no habrá nadie que nos interrumpa-Dijo en voz baja sobre mi oído para después separarse de mi cuerpo e ir a abrir la puerta. Josh no pudo evitar el gesto de sorpresa al verme

-Está bien Josh ahora vamos-Dijo Dareck con una sonrisa triunfadora en su rostro. Había abierto la puerta para que Josh nos viese, me sacaba de quicio su comportamiento, y me sentía tan ridícula por lo que acaba de pasar y por el hecho de ser tan débil con el cerca

-Yo voy ya, tengo mucha hambre-Dije pasando junto a Dareck mirándolo con indiferencia fingida, estaba muy frustrada por mis sentimientos hacia el pero sobre todo me hacía sentir muy frustrada sexualmente, nunca un chico había hecho que estuviese dispuesta a todo sin ni siquiera conocerle y encima siendo mi carcelero

-Después terminaremos de…hablar-Dijo Dareck todavía sonriendo frente a Josh, haciendo que me volviese a sonrojar y lo fulminara con la mirada

My dominant wolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora