CAPÍTULO 8

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CAMILA POV:

-Ya paren, creo que se han reído mucho de mí ¿no crees Dinah? – ocupé mi tono sarcástico.

-uh ese tono lo ocupas solo cuando quieres que me vaya, pero sabes qué. Lo haré, me iré porque tu… Bueno… eh…- miraba a Lauren.

-Jefa – dijo Lauren y la quedé mirando.

-Bueno si, eso, tu jefa me cayó muy bien y yo tengo algunas cosas qué hacer ¿estarás en la noche?

-Claro – dije caminando hasta la puerta, se la abrí – que te vaya bien. Dinah se despidió de mí y salió por esa puerta, la cerré y voltee a ver a Lauren.

-Vaya ¿tantas ganas tienes de follarme? – sonreí.

-Creo que la comida lo dejaré para después – dije caminando hasta donde ella se encontraba – me dieron ganas de adelantar el postre ¿te parece?

-Mmm… me parece perfecto – Llevé mis labios hasta su cuello y la acorralé contra la pared, succioné y mordí su piel mientras que mi mano derecha bajo hasta el cierre de su falda negra de cuero y se la bajé – eres rápida – dijo acariciando la parte trasera de mi cuello – vamos al sillón Camila, tengamos sexo en el sillón, ahora.

-Como usted diga – la levanté de sus muslos y sus piernas abrazaron mis caderas, caminamos hasta el sillón y me senté con ella sentada a horcajadas sobre mi cuerpo. Nos comenzamos a besar con ese ritmo que ya nos habíamos aprendido de memoria, con esa sincronización tan única que de repente apareció entre nosotras… mis manos desabrocharon su blusa y la lancé lejos.

Me alejé de sus labios para poder admirar a semejante belleza que tenía delante de mí. Me pregunté como un imbécil pudo colocarle una mano encima.

-¿En qué piensas? – dijo desabrochando mi blusa.

-En que te quiero follar muy duro y para eso te tengo una sorpresa.

-¿Qué cosa? – se mordió el labio inferior.

-me encanta que te emociones – agarré la parte posterior de su cabeza y la besé – levántate y camina hasta ese escritorio, abre el primer cajón y tráeme lo que está ahí.

-Mmm… Me encanta – me dejó un pequeño beso en los labios y caminó hasta el escritorio, el vaivén de sus nalgas me estaba matando, si fuera hombre posiblemente a estas alturas ya tendría una erección enorme e imposible de ocultar – Wow – dijo mirando el contenido del cajón y de ahí mirándome a mí – nunca he hecho esto, ósea… sí, pero… ¿Tú me entiendes verdad?

-Será diferente.

-Claro que lo será, esto no es un pene de verdad – dijo mostrando el arnés del cual colgaba un consolador – pero  por alguna extraña razón que desconozco – dijo cerrando el cajón e iniciando su caminata devuelta hacía donde me encontraba yo – no me molesta hacer cosas nuevas contigo – se volvió a sentar sobre mis piernas y yo ya no daba más, estaba muriendo por ella - ¿me deseas cierto?

-Si

-¿Cuánto?

-Demasiado Lauren, no sabes cuánto. Quiero dejar marcas por todo tu cuerpo para que cuando te mires al espejo recuerdes quien te hizo eso, lo que te hizo sentir con eso.

-Tú sabes cómo ponerme húmeda – sonreí. Lauren llevó sus manos hacía la parte anterior de sus pechos y desabrochó su brassier - ¿te gustan verdad?

-Mmm…. Mierda – dije mordiéndome el labio inferior.

-Colócatelo – me pasó el arnés – y fóllame como quieras, en las posiciones que quieras, la veces que quieras – sus manos se aferraron a mi rostro, soy tuya Camila, toda tuya.

LUJURIA - CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora