Valentino (Pandora #2) **Disponible en físico y e-book**

Capítulo 18

—¡Qué agradable que hayas decidido unirte a la fiesta! —exclamó Victor.

Por alguna razón no me sorprendía que hubiera terminado en la finca de campo de la familia Cribs, tampoco me sorprendía la mirada de absoluto odio que me dirigió Victor cuando Drake prácticamente me arrastró para cruzar la habitación y me lanzó sobre una silla. Él no me apuntó directamente sino que hizo algo que sabía era mucho más efectivo y apuntó al joven amordazado tirado a un lado del estudio, pies y manos atadas. Los ojos de Andy se abrieron con pánico y no me moví mientras Sam me ataba en la silla.

—He deseado poder estar de este modo contigo desde aquel día en la clase de biología —dijo Victor acercándose y tomando bruscamente mi rostro con una mano—. Lo recuerdas. ¿No es así? Porque no ha pasado un solo día sin que imaginara lo bien que se sentiría hacer añicos tu delicado cuerpo.

—Créeme que he querido volver a golpearte un buen número de veces —dije y sus dedos se hundieron dolorosamente en mi mandíbula.

—Fuiste tan dulce al darme una excusa para estar fuera de clase —dijo él y me soltó—. No eres nada más que una maldita zorra que se atrevió a golpearme y hacerme quedar en ridículo. Puedes empezar a temblar preciosa, contigo no será tan rápido como con Cribs.

—¿Mataste a ambos o solo a David? —dije y miré a los tres presentes—. El asesinato de Ric fue demasiado elaborado, claramente mano de Sam. David, por otra parte, fue lo suficientemente bruto como para ser mano de Victor. Le rompiste el cuello y después lo tiraste por las escaleras para que pareciera un accidente. Se suponía que estabas en enfermería, no había nadie controlando que salieras al mismo tiempo que los demás y Sam ya se había ocupado para entonces de perfilar a David y saber que él se quedaría atrás en el baño sin saber lo que estaba sucediendo, sin escuchar la alarma por estar escuchando música. Solo una pregunta. ¿Quién activó la alarma?

—¿Dónde está el diario de David Cribs? —preguntó Sam y sonreí.

—A salvo, lejos de tus manos —respondí—. ¿Qué sucede? ¿No quieres que nadie sepa sobre Valentino? Por eso los mataron, porque Ric supo que lo que había creado jamás debió existir y porque David sabía al respecto. Tenían que apoderarse de Valentino y callarlos.

—¿Hace cuánto sabes eso? —preguntó Sam.

—Tuve mucho tiempo para pensar mientras estaba en el auto —admití—. No es como que se pueda hacer otra cosa mientras eres secuestrada.

—Oh, esto es realmente lo que deseaba, una charla directa y abierta con una verdadera chica Bright —dijo Victor con morbosa diversión y tiró de mi cabello para acercarme, apreté los dientes por el dolor—. Espera a que estemos solos lindura, veamos si eres tan ruda entonces.

—¿Aprovecharte que estoy atada y no puedo hacer nada? Eres un cobarde, al igual que tu hermano. Atacar a una persona que no puede defenderse es terriblemente bajo —dije—. Si tuvieras algo de valor entonces yo no estaría atada. Eres una lamentable farsa.

Él me golpeó en respuesta y reí a pesar de sentir el sabor de la sangre en mi boca. Sentí el dolor en mi mandíbula mientras continuaba riendo, la sangre en mis labios oculta por mi cabello cubriendo mi rostro. A un lado Andy gritó, su grito sofocado por la mordaza, y se retorció en un intento en vano por hacer algo. Pero no había nada que él pudiera hacer realmente. Él era una simple víctima, un daño colateral, yo era el verdadero objetivo. Drake se acercó hasta él por orden de Sam y puso un pie sobre su cuello, Andy calló al instante. Levanté la cabeza, mirando a Victor sonriendo a pesar de su asesina expresión.

—¿Tienes idea de cuántos golpes ha recibido este bonito rostro? Cientos. Luego de unos años de boxeo el dolor ya no es algo precisamente a lo que no esté acostumbrada —dije—. Y esto no hace nada más que demostrar mi punto. Estoy atada. Me encantaría ver como me golpeas si esto fuera una pelea justa y real. ¿Qué pasó con tu diente caído por cierto?