Siempre habrá un día después

Capitulo 3: Nuevas Heridas

                                                                      (Raphael)

Tener una raspadura en la piel te hace sentir un dolor molesto e incomodo, no es suficiente para llorar ni morir, solo aprendes a vivir con la perturbación, pero cuando la herida traspasa la piel y son tantas que ya ni se pueden contar, llorar es el único desahogo para escapar del sufrimiento.

El vuelo 1514 con destino a la ciudad de New York a perdido su altura y por fallas presentadas en las turbinas a aterrizado de manera abrupta, causando un lamentable y fatídico accidente, el cual tuvo como consecuencia la muerte de la mayoría de sus pasajeros, ya en estos momentos se ha confirmado la información exacta de los fallecidos, pero no de quienes son los poco sobrevivientes, a continuación informaremos la lista de los fallecidos en el siguiente cintillo que aparecerá en sus pantallas, reporto para ustedes Harry Jean de noticias (24/7/365) desde la ciudad de New York.

Raphael al escuchar esa noticia quedo paralizado por el temor, su sangre se torno helada al no leer el nombre de Alessia entre los fallecidos, eso significaba que no se sabía nada de ella y que se encontraba entre los desaparecidos, no tener certeza de donde o como estaba, le hacía daño, su dolor no había menguado desde que lo llamaron para notificarle del terrible accidente.

- ¿Porque ella dios? - repetía el mismo angustiado en voz alta, no podría vivir sin Alessia, estaban a punto de casarse, ella seria la madre de sus hijos, era su mejor amiga, se negaba a perderla, daría lo que fuera para encontrarla y volverla a sentir entre de sus brazos.

Marco desesperadamente el numero de su abogado y amigo, cuando este respondió no espero saludarlo antes de hacer su demanda. - Necesito que muevas cielo y tierra, pero quiero que me consigas a Alessia, no importa todos los hilos que haya que tocar, mi prometida tiene que aparecer -.

-Enseguida me pondré en eso Rapha, cálmate, son muy buenas noticias que no se encuentre entre los fallecidos, esta vez no sucederá lo mismo, lo prometo.

Raphael corto la llamada sin agradecerle a su amigo, el dolor que sentía apagaba la bondad que se hallaba en su corazón, se encerraría de nuevo en sí mismo y no permitiría que nadie lo consolara, ya había pasado antes por algo como esto, cuantas veces tenía que padecer el algún sufrimiento para ser realmente feliz se preguntaba a veces.

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(Alessia)

La chica se encontraba desesperada tratando por todos los medios que la fiebre que aumentaba en el joven bajara, ya había mojado todas las tiras que había arrancado de su sweeter. Lo mal que él estaba le impedía pensar, no quería hacerlo, ni porque era que se hallaba en esa situación, ni mucho menos quería saber cómo se encontraba Rapha en esos momentos.

El chico en su agonía mencionaba un nombre el cual ella no podía distinguir solo entendía la letra A que llevaba la palabra. El frió del lugar más el malestar que sentía lo hacía temblar al grado de pensar que podría estar convulsionando. La casita de madera donde ella lo había casi arrastrado si él mismo no hubiera ayudado cuando estaba lucido no hacía nada para mitigar la neblina. En ese momento el chico se encontraba titiritando boca abajo y ella lo abrigaba con la poca cobija que había encontrado en el lugar, y de igual manera con parte de su cuerpo, todo para bajarle la temperatura.

El seguía llamando a la misteriosa chica de nombre con la letra A, mientras temblaba y se sujetaba al colchón desgatado en donde se hallaba acostado, Alessia no sabía que mas hacer, la angustia se apoderaba de todo su cuerpo y aferrada a la espalda de él se sintió caer en un incomodo sueño. Una respiración profunda en su cuello la despertó horas después, y al mirar hacia abajo observo los profundos ojos somnolientos del chico mirarla con extrañeza, mientras todo su cuerpo se tensaba.