Capitulo I: Destino o Casualidad

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                                                                                               (Alessia)

Perder el tiempo es algo que se encuentra entre unas de las cosas que más odio en el mundo, cada minuto, segundo en el cual se respira es algo valioso, cada paso que das hacia el camino correcto para llegar justo en el momento preciso y que las personas no lo sepan apreciar me frustra realmente, pero tratar de hacérselo entender, a la señora de mirada ofuscada que me acaba de decir que mi vuelo se suspendió es algo que entiendo no servirá de nada, cuando es más que evidente que ni ella misma comprende que hace trabajando en atención al cliente.

La entiendo pero no la compadezco, cada quien es responsable de su elección de vida, si tú decides realizar una labor solo por una cuestión económica, entonces asume las consecuencias de vivir por lo ordinario y no para lo extraordinario. Así que en vez de quedarme en ese lugar a seguir presenciando lo incomprensibles que suelen ser las elecciones de algunos, prefiero dirigirme a mi carro, pensando que quizá durante el camino al hotel pueda encontrar una solución a mi problema.

-De lo que si estoy segura es que Raphael se sentirá decepcionado y muy molesto si no llego a tiempo para el ensayo, y lo que menos quiero es que ha unos días de nuestra fiesta de compromiso este todo tenso conmigo- mascullo ella para sí misma.

La chica de hermosa cabellera rojiza empezó a andar hacia el exterior del aeropuerto con paso decidido, mientras que en ese mismo instante un padre angustiado gritaba por su hija la cual acababa de cruzar la calle, un vehículo a gran velocidad se dirigía hacia ella, pero antes que el carro impactara con la niña, un joven quien se percato de todo la alzo en vuelo y la alejo con un fuerte empujón, mientras la maquina lo golpeaba a él dejando un haz de polvo y espanto detrás.

¡Oh dios! - Exclamo la chica al observar la escena, pensando que si no se hubiese detenido por el grito del señor hubiera sido ella quien terminara arroyada. Corrió sin detenerse hasta llegar a la niña quien no paraba de llorar al comprender lo que había pasado mientras veía al joven quien estaba a su lado suspirar su último aliento.

-Cariño ¿estás bien? ven vamos no puedes seguir aquí, ¿te duele algo?- escucho al padre preguntarle a la niña cuando se acercaba a ellos, pero esta no reaccionaba, no podía quitar sus ojitos triste del rostro del chico, un ángel que la había salvado de una terrible pesadilla.

-Papi- sollozo la niña- ¿el está muerto verdad?- Afirmo la misma, aferrándose a los brazos de su padre quien la tomo protectoramente en ellos para llevársela del lugar.

El señor preocupado no sabía cómo contestarle a su hija, todavía no podía dejar de ver a su niñita cruzando, ni al chico que la salvo justo a tiempo, al costo de su vida. - No tienes que responderme papi, yo sé que si murió, al igual que mama- Respondió ella mientras ocultaba su rostro anegado en lágrimas contra su cuello.

-Lo siento princesa, lo siento por no poder cuidarte como lo hacía tu mami, por no estar siempre presente a tu lado, perdóname pequeña.

Alessia destruida por toda la situación, miraba conmovida como padre e hija lloraban abrazados, como si fueran las únicas personas existentes en el planeta, no se habían fijado que tenían una gran cantidad de individuos a su alrededor, ni que el cuerpo del joven hacia instantes que se lo habían llevado. Al darse la vuelta para recoger el bolso de mano el cual lanzo cuando echo a correr, se fijo que cerca del lugar donde sucedió el accidente se encontraba una cajita pequeña de color negro, al acercarse la levanto y abrió el borde superior de la misma, quedo sin aliento al observar que adentro contenía una alianza con un pequeño diamante en forma de lagrima color rosa.

Siempre habrá un día despuésWhere stories live. Discover now