Capítulo 8: La paciencia tiene un límite

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El plan se había estancado. Iris había intentado recuperar el collar en numerables ocasiones sin éxito. El mes de Abril había llegado y con él el bochorno típico de la primavera. Todas las mañanas me pasaba por la Unviersidad de Harkely a la espera de tener una oportunidad para convencer a Phoenix de que le devolviese el collar a "Dahlia". Llegados a aquel punto estaba dispuesto incluso a quitárselo del cuello por la fuerza. Por culpa de las circunstancias había pasado a trabajar solo los fines de semana y el viernes por la tarde, teniendo que ahorrar mucho dinero al haberme rebajado el turno.

Recordé las palabras de Tom. Estaba dispuesto a cualquier cosa con tal de que Dahlia no cometiese aquel asesinato, ya que estaría directamente relacionado con el envenenamiento y si alguien descubriese la verdad la pena podría ser máxima.

Llegué a la universidad después de la hora de comer. Había bastantes estudiantes caminando por las proximidades del lugar.

- ¿Has oído eso? – escuché a dos estudiantes intentando hablar lo más bajo posible – Han vuelto a robar veneno del departamento de medicina. Cada vez me da más miedo esta ciudad.

Me puse literalmente blanco al escuchar eso. Sólo había una persona lo suficientemente inteligente y que tuviese un motivo para robar veneno: Dahlia Hawthorne. En ese momento lo comprendí. Iba a matar a Wright y no le había dicho nada a Iris al respeto.

Fui sin pensármelo hacia la facultad de medicina al paso ligero más rápido que pude para no levantar sospechas. Al llegar me encontré a Doug reunido con Phoenix detrás del edificio. Me escondí lo suficientemente cerca como para poder escuchar lo que decían.

- Esa chica...deberías dejar de verla. Te lo digo por tu bien – aconsejó Doug a Phoenix.

- ¿Qué? – el chico del pelo de punta no parecía entender nada. Yo empezaba a adivinar por donde iban los tiros.

- Si sigues viéndote con ella tendrás problemas.

- ¿De qué me estás hablando?

- Hace 8 meses alguien robó veneno del laboratorio y hoy han vuelto a hacerlo. Ha sido ella en las dos ocasiones. ¡Esa chica es una ladrona!

- ¡Basta! – exclamó Wright - ¡No hables de ella así! – Phoenix empujó a Doug Swallow. Se escuchó un crujido bastante fuerte y me asomé para ver que lo había originado.

Phoenix se estaba marchando de la escena del crimen. Doug había chocado contra uno de los postes de la estructura encargada de elevar los cables de alta tensión. A la vez aterrizó sobre un paraguas de plástico que llevaba mientras hablaba con Wright, partiéndolo. Probablemente eso es lo que había originado el ruido. Además, se había roto un cable de alta tensión por el impacto del chico contra el poste.

Doug se levantó aturdido y frotándose la parte lateral de la cabeza. Antes de que pudiese incorporarse del todo Dahlia apareció de detrás de unos setos. ¡Lo había escuchado todo!

- Rajando de mí a mis espaldas, ¿eh? Hace poco menos de un año no decías los mismo – dijo Dahlia con una cara de psicópata que asustaba a cualquiera y agarrando por el cuello de la camisa al pobre Doug – Me temo que no puedo dejarte hablar, Dougie – susurró con la sonrisa más tétrica que pude imaginar.

Sin perder más tiempo Dahlia arrastró al chico y lo asesinó utilizando el cable eléctrico cortado antes de que tuviera oportunidad de pedir ayuda. Salí de mi escondite para tratar de impedirlo pero era demasiado tarde. Doug cayó al suelo boca abajo y completamente inerte. Estaba muerto.

En ese momento me di cuenta de lo grave que era la situación. Dahlia me observaba. Sabía que la había visto cometer un asesinato. Tenía el cable de alta tensión justo a su izquierda. ¿Me mataría a mí también? ¿Esto era a lo que se refería Tom?

Me fijé en que llevaba unos guantes blancos a juego con su vestido. Eso confirmaba que ella había robado el veneno del laboratorio de la facultad.

- ¡Dame el veneno y lárgate de aquí! – exclamé sin pensar. Mala idea

Dahlia sacó un bote de pastillas cuya etiqueta decía "Sincatarrín X". Wright había estado resfriado los últimos días e incluso había venido a clase con una mascarilla. Aquellas pastillas eran las que usaba para intentar mejorar su salud. No me equivocaba, Dahlia pretendía matarlo sin haber avisado a Iris de sus intenciones.

La chica obedeció y me dio el frasco antes de marcharse de aquel lugar con sigilo tratando de que nadie la descubriese. Me quedé solo junto al cadáver. Disponía de muy poco tiempo para pensar en algo, así que decidí tratar de ocultar el cable cortado para que el arma del crimen no se encontrase tan fácilmente. Otra malísima idea.

Decidí intentar ocultar el cadáver utilizando la manga de mi camisa para no dejar huellas. No pude hacerlo porque cuando levanté la cabeza vi que Phoenix estaba observándome a lo lejos junto a otros estudiantes.

- ¡Quieto donde estás! – ordenó una voz grave. Pertenecía a un policía. Los agentes llegaron a la escena del crimen acompañados de otro grupo de estudiantes que parecían ser de la facultad de medicina - ¡Registradlo! – Mierda. Me iban a pillar con un frasco de pastillas para la gripe envenenadas. Lo más probable es que Doug hubiera llamado a la policía por el robo del veneno y por eso no habían tardado nada en llegar – Tú, busca huellas en ese cable cortado que sobresale.

Intentaba mantener la expresión más tranquila que tuviese, pero la situación era realmente mala.

- ¿Qué es esto? – preguntó un policía al encontrar el frasco sin esperar ninguna respuesta - ¿Sincatarrín X? He oído que este medicamento es una basura como un avión.

- ¡Creo que es mío! – gritó Wright que venía corriendo a donde estábamos nosotros - ¿Qué haces con tú con mis pastillas, Alex? ¿También tienes gripe? – tan inocente como siempre.

- Tú, busca huellas en ese frasco. Si coinciden con las de ese chico del pelo de punta interrogadle – ordenó el jefe – Tú – dijo dirigiéndose a mí – Te vienes con nosotros a comisaría por ser el principal sospechoso del asesinato.

La redención de DahliaWhere stories live. Discover now