Capítulo 5: El envenenamiento

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Pasaron los meses y a pesar de mis esfuerzos no había vuelto a ver a Dahlia por la universidad. El frío del invierno había dado paso al calor sofocante del mes de Agosto. Las clases habían terminado hacía un mes, por lo que mis opciones se reducían bastante.

Pateé una vieja lata que había en la acera por pura frustración y fue a parar al lado de las deportivas de un chico. Levanté la vista y al ver aquel pelo anaranjado y aquella chaqueta roja me dio un escalofrío. Sin ninguna duda, era el chico que había visto con Dahlia hacía ya varios meses.

- No he podido evitar seguirte – dijo apartándose un mechón de pelo que le caía en la frente – Buscas a esa chica, ¿no?

- Que te importa – respondí con el tono más borde que pude a pesar de que podría ayudarme a encontrarla. Él se limitó a sonreír.

- Me llamo Doug. Doug Swallow – se presentó ignorando mi respuesta – Estudio farmacia en la Universidad de Harkely – yo me crucé de brazos dándole a entender que me importaba un pimiento lo que me estaba contando – No entiendo el porqué de esa actitud tan hostil hacia mí - se encogió de hombros. Yo hice como que no le escuchaba – Pero debes saber que antes de que las vacaciones empezaran alguien robó veneno de nuestro laboratorio de farmacia – tragué saliva. Ya sabía por dónde iban los tiros.

- ¿Y estáis seguros de que fue Dahlia? – pregunté tratando de ir al grano.

- No, pero es nuestra principal sospechosa – dijo apoyándose en el muro que tenía a su izquierda – Yo estaba saliendo con ella hasta el mes pasado. Justo cuando el veneno desapareció rompió conmigo, ¿coincidencia? No lo creo – intentó poner tono de detective profesional.

- Yo tampoco, por desgracia – suspiré cerrando los ojos – Gracias por la información, ahora tengo que irme.

Me di la vuelta para caminar en dirección hacia mi casa. Doug no intentó seguirme ni detenerme. Cuando ya llevaba unos minutos caminando saqué mi móvil del bolsillo y marqué el número de Tom.

- Dime, Alex – contestó a la llamada bastante rápido.

- ¿Seguís investigando a Dahlia por un casual? – pregunté yendo al grano al igual que hice con Doug Swallow.

- Sí – afirmó – Especialmente mi jefa y su novio Diego Armando, se pasan día y noche investigando su pasado. Yo sólo intento colaborar. Hablando de eso, Dahlia Hawthorne aceptó quedar en la cafetería del tribunal con el novio de Mia – me temía lo peor.

- Oh no – dije en voz baja. Iris tenía razón - ¿Cuándo han quedado?

- ¿Tan importante para ti es ver a esa chica?

- ¡Tom, tienes que decírmelo! ¡Es muy importante! – exclamé sin rodeos.

- Vale, vale –apostaría algo a que detrás del teléfono estaba mi amigo en posición de defensa – Han quedado hoy mismo a las 15:45 en la cafetería del tribunal – miré mi reloj. Las 15:52.

- Muchas gracias, Tom. Ahora tengo que dejarte, después te explicaré el porqué de todo esto.

Sin esperar un saludo de despedida por parte de mi amigo colgué la llamada y eché a correr por las calles sin ni siquiera guardar el teléfono en el bolsillo. El tribunal del distrito se encontraba a unos 15 minutos caminando. Corrí como jamás lo había hecho antes, pero cuando estaba a punto de llegar a los juzgados escuché una ambulancia con la sirena encendida adelantarme a toda velocidad. También pude vislumbrar policías con sus respectivos coches en la entrada del tribunal. Estaba empapado en sudor por culpa del calor y del sprint tan largo que acababa de hacer.

Me acerqué a donde estaban los policías cuando salieron varios médicos con un hombre moreno y de pelo negro que vestía una camisa roja con una corbata negra y un chaleco beige en camilla. Lo metieron en la ambulancia y sin perder ni un segundo se dirigió al hospital. Volví a mirar a la entrada del tribunal tras perder de vista al vehículo y pude ver a Dahlia esposada junto a un policía que le sacaba mínimo dos cabezas.

La redención de DahliaWhere stories live. Discover now