2. La última caja de mudanza

138 3 1
                                    

Cojo mi auto y me dirijo a casa para, por fin, poder felicitar a Pablo por su 37º aniversario.

Mi regalo es, a parte del que he preparado con Fede, la caja que contiene los objetos del perro que adoptamos juntos, Terral.

- Sol... do agudo... re... mi... la... fa...-. Oigo entonar desde la habitación del nene, su voz. Cada nota que dice, luego, la oigo en flauta dulce.

Me acerco allí y veo a Pablo corrigiéndole los dedos.

- Cumpleaños feliz, papá-. Le felicito llamándoles la atención.

- Hola, mami. ¿Podemos merendar todos juntos? He preparado algo-. Explica el peque.

- Claro, yo también tengo algo-. Confirmo y Fede se marcha dejándonos solos.

- ¡Amor!-. grita bajito mientras se levanta, sacándome una sonrisa al llamarme así tras cuatro años sin hacerlo.

- ¿Aún me quieres?-. lo beso entre risas.

- Te amo-. Afirma.

Merendamos y Fede le da un paquete.

- ¿Una pelota de fútbol?-. se ríe.

- Ahora podemos ir al campo sin cabrear al tito Carlos-. Confirma haciéndonos reír fuerte.

- Te como entero-. Dice y le hace cosquillas con su boca en la barriga, ya que va en bañador y chanclas.

- Le toca a mamá-. Dice y yo me levanto haciendo hueco en la mesa. Pongo la caja encima de ésta.

- Esto...-. Se emociona cogiendo uno de los muñecos. Y este hace ruido. Reímos.

- ¿Qué pasa?-. pronuncia nuestro hijo al ver que Pablo me abraza sonriendo.

- ¿Es lo que creo?-. dice hurgando en la caja. -Sí... Terral...-. Lee susurrándose, en la carpeta en la que guardábamos su documentación.

- Papi, voy haciendo mates, ¿vale?-. dice Fede.

- Vale, campeón, ahora cuando acabe con mami, te echo un cable con Música-. Indica y lo observamos subir la escalera. Pablo me mira dejándome captar ese brillo que tiene en los ojos. -Gracias, mi vida. La verdad es que creí que lo tirarías... Qué recuerdos, estos cachivaches-. Esto último lo suspira para sí.

- No lo tiré, conociendo lo que querías a aquel loco ser-. Digo y asiente dándome la razón.

- Te amo-. Suspira y apoya sus antebrazos en la mesa y acercándose a mí.

- Y yo a ti-.

Nuestras bocas son éxtasis al encontrarse. Él se detiene, me levanta, y me comienza a besar agitándome. Es perfecto.

SUEÑO. [Pablo Alborán]Where stories live. Discover now