Capítulo 12

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―¡No! Me ha vuelto a matar ―gruño dejándome caer de espaldas a la cama

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―¡No! Me ha vuelto a matar ―gruño dejándome caer de espaldas a la cama.

―Y con esta Link a muerto 23 veces ―recalca Kyle, burlón―. A este paso nunca derrotaremos a Ganon.

Agarro un cojín y se lo lanzo, pero él lo esquiva como si nada.

―Cállate y no te burles. Este juego no es nada fácil ―Subrayo mientras me tapo la cara con mi brazo―. Se me había olvidado de que los juegos de Zelda nunca lo son.

―Creo que deberías dejarlo por hoy, además mira la hora que es. No se supone que Lindsay vendría a las cinco para traerte una ropa decente. Si mal no recuerdo ayer vino aquí y despreció toda la ropa que tienes en el armario.

―No me lo recuerdes ―bufo girando sobre mí misma quedando boca abajo sobre la cama―. Es una exagerada mi ropa no está tan mal.

El colchón se hunde a mi lado y siento como la mano de Kyle se apoya sobre mi hombro.

―Pues habérselo dicho, porque recuerdo muy bien que te quedaste callada escuchando como decía atrocidades sobre tu ropa.

Suelto un bufido y me incorporo.

―No habría servido de nada ―objeto, segura.

―Eso tampoco puedes saberlo.

Me llevo las manos al rostro y lo froto con suavidad. En cierta manera tiene razón, nunca refuto nada de lo que me dicen y acabo aceptando lo que los demás planean para mí, me guste o no.

―Elizabeth, tienes visita ―escucho decir a mi madre desde el piso de abajo.

―Por ahí viene ―se levanta y hace el amago de marcharse―. Suerte. Nos vemos en la fiesta ―habla antes de cruzar el umbral de la puerta de mi cuarto.

Le hago un vago gesto con la mano antes de que desaparezca de mi campo de visión.

―Vale, mamá dile que suba ―respondo, elevando el tono de mi voz.

Rápidamente recojo la ropa que tengo tirada por el cuarto y la escondo debajo de la cama. No me apetece que Lindsay me critique también por mi desorden.

―¿Preparada para que la magia comience? ―anuncia al entrar y deja unas bolsas sobre mi cama.

La miro en silencio, lleva un precioso vestido azul marino y unos altísimos tacones negros que estilizan su figura, su bonita cabellera pelirroja está atada con una trenza al costado, y además un bonito delineador verde resalta su color de ojos, y luego observo las bolsas.

―¿Qué es lo que tienes ahí? ―cuestiono con curiosidad.

―Digamos que es mi varita mágica ―Se lleva las manos a la cadera y sonríe con los labios cerrados.

―Digamos que es mi varita mágica ―Se lleva las manos a la cadera y sonríe con los labios cerrados

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¿Qué le ha pasado a mi gato?Where stories live. Discover now