Capítulo 3

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Abro la puerta de la cafetería dándole un leve empujón con la palma de mi mano, y con un gesto sutil de mi cabeza le indico a Kyle que pase primero

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Abro la puerta de la cafetería dándole un leve empujón con la palma de mi mano, y con un gesto sutil de mi cabeza le indico a Kyle que pase primero. Tomo una de las bandejas que hay en la entrada, y me dirijo hacia la cola que hay frente al mostrador. 

Ahora la cuestión sería encontrar un sitio alejado del resto de alumnos, para que no me escucharan "hablar sola". Aunque si no conseguíamos ninguno, siempre podíamos optar por salir al patio o tal vez el baño sería una mejor opción.

—Siguiente. ¡Siguiente!

Kyle me da un pequeño pellizco en el brazo haciendo que soltara un leve jadeo, y es ahí cuando me doy cuenta de que Ana, la mujer encargada de la cafetería, no me quita los ojos de encima, esperando a que pida.

—D-disculpe —me excuso, avergonzada—. Quiero un bocadillo de pollo, queso y mayonesa y un jugo de melocotón. —La mujer carraspea—. P-por favor.

Una vez hecho el pedido me aparto a un lado a esperar. Cosa que no hago por más de 5 minutos.

―Aquí tienes, y como siempre con doble de queso. ―Me guiña un ojo―. Siguiente.

Con mi comida sobre la roja bandeja, me interno a la zona de las mesas en busca de un sitio libre y apartado.

―Esa mujer parece simpática, a pesar de su apariencia ruda ―comenta el pelinegro mirando mi bocadillo recién hecho―. Y parece que conoce tus gustos.

Asiento sin mediar palabra. Ana puede parecer una mujer con la que no podrías establecer una conversación sin salir herido de gravedad, y si, es verdad que tiene un carácter muy fuerte, pero a pesar de todo eso tiene un gran corazón. Ella es la única persona que tengo similar a un amigo. Incluso muchas veces he deseado que mi madre fuese como ella, sin embargo, ya se de sobra que en esta vida no siempre se tiene lo que se quiere.

―Bicho raro. ―Oigo una voz aguda a mi espalda―. ¿Hoy no comes con tu amiga la cocinera?

Volteándome de mala gana, veo como Karen se acerca con una sonrisa ladina sobre sus labios pintados de negro, acompañada de su mejor amiga que siempre permanece pegada a ella como una asquerosa garrapata.

―Me parece a mí o incluso la cocinera cree que eres una inútil inservible ―argumenta Amara, su amiga, con voz juguetona.

Una sensación de opresión en mi pecho comienza a surgir de manera paulatina, y sin poder hacer nada para impedirlo, mis ojos comienzan a humedecerse.

―Ohh mira, la pobre va a llorar ―se burla Karen señalándome, sin quitar esa odiosa sonrisa de su cara―. De repente me ha entrado antojo de pollo, y tu bocadillo parece muy apetitoso.

Gimoteo en silencio, esperando a como otras veces, me arrebate el desayuno de media mañana.

<<Eres una inútil. Siempre te dejas pisotear y no haces nada>>.

¿Qué le ha pasado a mi gato?Where stories live. Discover now