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   Habían pasado un par de días en el mundo humano cuando Reha, al lado de Abass, habían salido en busca de su amigo Elem. Tanto Reha como Abass no estaban acostumbrados a visitar aquel mundo, pues la forma de vida del lugar les era totalmente ajeno. Al término del segundo día optaron por abandonar la búsqueda de Elem confiando en que su amigo seguía con vida y podría cuidarse solo, así que emprendieron la encomienda de recuperar los objetivos perdidos.

Al menos el plan había sido idealizado dentro de la Organización, por lo que su búsqueda fue rápida y fructífera. No habían tardado más de una semana cuando seis de los bebés fueron recuperados.

- No tenemos señales de donde puedan estar los otros dos objetivos. – Comentó Reha desilusionado de no haber podido completar la encomienda.

- Sabemos que uno de ellos fue el objetivo que Elem perdió de vista aquel día. Lo más probable es que se encuentre en manos de los Caídos, me temo. Pero si el plan funcionaba con solo cinco de ellos, deberá funcionar con seis.

La indiferencia con que Abass trataba el asunto era producto de sus largos años de experiencia y batallas sobrevividas. La vida para él era un regalo demasiado preciado, pero más preciado le era el tiempo a la sombra de una guerra que se aproximaba. El plan debía ser ejecutado con rapidez y de la manera más eficaz que pudiera darse, pues, si su teoría era cierta, los Ángeles de Sombras habían regresado para acabar lo que años atrás Reha y Elem habían impedido.

- Si tuviera un poco más de tiempo, yo mismo iría a buscarlo hasta el otro lado del Universo para recuperarlos. – Reha expresó sus sentimientos a su maestro.

- Tus pensamientos y deseos son bondadosos, aprecias demasiado la vida como se nos fue enseñado, pero estamos al pie de una guerra y tenemos que ejecutar el plan lo más pronto posible. Deberás confiar en que Elem no solo esté con vida, sino que continúe en la búsqueda del bebé extraviado. En cuanto al octavo, roguemos al Creador que le haya dado un buen lugar para vivir mientras todo esto pase y pueda crecer ajeno a todo daño que pueda causarle nuestro mundo. - Abass ya había declarado cual era su prioridad y no iba a ser posible hacerlo cambiar de opinión.

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Cuando regresaron al Valle, la Puerta Plateada los esperaba abierta de par en par, y seis soldados aguardaban frente a ella, cada uno de ellos portaba en brazos un bebé. Al pasar Reha y Abass, los soldados abrían camino y uno por uno empezaban a desfilar detrás de ellos en dirección al Edificio Principal. Las puertas se cerraron detrás del último soldado que los seguía sin prisa ni demora.

Los niños fueron llevados a la Habitación Central y colocados sobre la larga mesa que ahora tenía sobrepuesto un mantel blanco reluciente.

- Pueden esperar afuera. Su deber ha sido completado por ahora. - Reha dio las gracias a los soldados a su modo y procedió a sentarse nuevamente en la cabecera norte de la mesa.

Abass se colocó detrás de Reha y esperó en silencio con los ojos cerrados. No mucho tiempo después, un soldado entró a la habitación anunciando la llegada del resto de los Capitanes.

- Hazlos pasar. - Pidió Abass hablando por primera vez desde que habían regresado.

Uno a uno, los Capitanes entraban a tomar sus asientos debidos. A la derecha de Reha se sentó Nem, el segundo más cercano a Reha después de Elem. Nem era más joven que ellos dos, como cualquiera de los ahí presentes, pero no tenía mucha diferencia en comparación con los demás; era el encargado de toda la guardia de vigilancia del Valle. Si alguien tenía poder y autoridad sobre los hermanos Vasar, ese era Nem; solo a él le respondían aquellos Gemelos Justicieros, pues su misión era salvaguardar el Orden en todo momento.

Santuario LunarWhere stories live. Discover now