Capítulo 17 - Halloween [II]

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Canción en multimedia: Bullet Train [Stephen Swartz ft. Joni Fatora]

Capítulo diecisiete: Halloween [Parte II]

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Capítulo diecisiete: Halloween [Parte II]

Si alguien me hubiera dicho hace un mes que Jayden Bremen iba a venir a mi casa a ver películas, no me hubiera reído en su cara, sino que habría retenido a la persona hasta que me hubiera dicho exactamente qué clase de broma planeaba Jayden haciendo eso. Ahora, aunque sé que no es para molestar después, no puedo evitar que siga sorprendiéndome. Sobre todo siendo Halloween, hoy hay celebraciones, fiestas, es raro quedarse en casa. Cuando le dije de mi plan casi esperé que se riera en mi cara, no que se uniera.

Claro que tampoco pensaba que iba a hacerlo. Es más, cuando mis padres se despidieron de mí recordándome que cerrara con llave y pestillo después de que salieran, no me paré a comentárselo. Ellos, aprovechando que los gemelos iban a pasar la tarde pidiendo dulces con unos amigos suyos y que después se quedarían a dormir en su casa, habían decidido salir a cenar y, después, a tomar algo juntos como tratan de hacer al menos una vez cada par de meses.

Mi madre llegó a darme una mala mirada al verme tirada en el sofá, con mi pijama de estar por casa -esa camisa verde corta de satén con unos pantalones largos a juego-, la manta, unas palomitas recién hechas y mi colección de DVDs tirados sobre la mesa.

    —Deberías salir más —es lo que me dijo.

    Aunque ambas sabíamos que lo decía, porque, desde hace un par de semanas, no tengo la misma alegría que antes. Ella también lo ha notado, no tengo ganas de nada, pero, ¿cómo hacerlo? Muchas veces sólo quiero quedarme en casa para distraerme haciendo algo que ocupe mi mente por completo, ya sea estudiando o durmiendo. Lo que menos quiero es pensar.

    Ahora, cerca de las ocho, él está aquí, de pie en el porche y con una mochila negra colgando de su hombro. Cuando le miro, agarra un puñado de los dulces que dejé en un bol frente a mi puerta para que los niños los tomen sin tener que hacer que yo me levante a abrir. Después, se toma su tiempo para abrir uno de los caramelos y meterlo en su boca.

    —¿Y bien? —pregunta—. ¿Vas a dejarme pasar?

    —¿Qué haces aquí, Jayden? —Lo sé, supongo, pero me cuesta creerlo y la pregunta sale con un fuerte aire cansado.

    —Tú invitaste —da como respuesta.

    —No, yo no invité a nada.

    Ignorando lo obvio, me mira con el más puro aburrimiento.

    —¿Puedo pasar o me resigno a quedarme en el porche? —insiste.

    Con eso, abro la puerta del todo para él, me aseguro de que sigan quedando dulces en el bol y apago las luces del porche para que piensen que no hay nadie en casa. Gracias al no querer ser molestada, he terminado en el salón, con las cortinas echadas y sumida en una completa oscuridad. Algo no demasiado recomendable a la hora de ver películas de terror, pero sigue siendo mejor que tener que levantarse cada dos minutos por culpa del timbre.

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