Capítulo 3: "Lo que no mata, fortalece"

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Había olvidado lo horrible que me quedaba el uniforme del St. Benedict. La falda plisada de tela escocesa con cuadros azules llegaba casi a mis rodillas, parte fundamental del reglamento. Quien no cumpliera con esa cláusula sería enviada derecho a la dirección por una de las hermanas Solvento o como se les conoce clandestinamente las hermanas "Tormento". Y créanme se han ganado el apelativo a pulso.

La camisa blanca planchada al filo me quedaba algo holgada pero no tanto como imaginaba. Me puse el suéter azul pavo de cachemira con la insignia en forma de un escudo medieval de la catedral bordeada en hilo amarillo y el nombre de St. Benedict arriba con las palabras, educación, esmero y fe abajo. Recogí mi cabello en una coleta, llevándome el flequillo detrás de la oreja. Luego de ponerme mayas negras para resguardarme del frío fui a buscar los viejos zapatos gastados. Me topé con una sorpresa. Mamá me dejó una caja de nuevos zapatos escolares debajo de la cama. Tal como si fuese navidad. Sonreí ante su gesto. Al abrirla y quitar el papel celofán color gris vi el reluciente par de charol. El olor a nuevo subió a mi cabeza dejándome por unos momentos algo atontada, noté una pequeña nota pegada en el interior de esta que leía:

"Lo que no te mata, te vuelve más fuerte. Hoy será un buen día."

Te amamos,

Ma y Pa

Mi pecho dio un tirón de congoja al leer esas palabras, ver el esfuerzo que ponían en hacerme sentir a gusto, lo mucho que me amaban y se preocupaban por mí fue peor que una patada en el hígado. Recordé todos los problemas que les había causado, y como fui capaz de pensar en...

Matarme...

...ni si quiera podía pronunciarlo. Era una basura humana. Una malagradecida. Escoria. El aire escaseaba ante el abatimiento y tuve que sentarme para no caerme. La culpa era pesada y torturadora, no daba tregua. Cerré los ojos con la intención de centralizarme. La verdad es que era de esas que alardeaba mucho de ser un ente diferente al cual no le importaba la aceptación de los demás, pero eso era antes. Antes, cuando mi mayor tribulación era reprobar historia porque me aburría al extremo o tener un encuentro cercano con algunas de las hermanas Tormento por no llevar prolijo el uniforme. No tenía idea de que como sería ahora. Ahora, que visitaba una psiquiatra por sufrir una presunta violación sexual y leves alucinaciones.

-¿Hija ya estás lista?-la voz mañanera de mi padre me sacó de a golpe del retraimiento.

-¡Si ya salgo!-cogí la mochila y le di unas palmadas para sacudirle un poco el polvo que había adquirido a consecuencia de estar tanto tiempo en una esquina del armario. Ya enganchada al hombro toqué la manilla de la puerta pero antes de abrirla no evité dar un vistazo a la ventana, el sol estaba en todo su esplendor y por supuesto el alféizar desocupado. Los recuerdos de Lucas en la noche anterior me hicieron sonreír, puse los ojos en blanco ante la nueva Scarlett que reía sola al tan sólo pensar en un chico. Ya podía escuchar claramente a Ness decir: "te perdimos". Suspiré acomodando una vez más la camisa, decidida a que no había de otra que volver a la realidad.

-¡Cariño dense prisa o llegarán tarde! -Un remolino de besos, par de empujoncitos, alguna que otra fruta voló por los aires llegando mágicamente a nuestras bocas, un sorbo de chocolate caliente para mi, café cargado para papá y listo. Ya mamá nos había despachado a ambos. Siempre me preguntaba como hacía todo eso sin darme cuenta.

Desayunada y algo más sosegada, me encontraba en el auto junto a papá quien conducía cándidamente llevando el ritmo de una canción de jazz con sus dedos sobre el manubrio. Ida viendo como envuelto con la música su expresión era una tan sencilla, ingenua, sin malicia, respiré hondo, envidiando de buena manera su compostura. El camino a St. Benedict me pareció corto. No podía negar los nervios. Las ansias incrementaban cada vez que veía la imponente entrada. El edifico era enorme parecido más a un campus que a una secundaria. La arquitectura era arcaica, si no me equivoco era el tercero o quinto edificio más antiguo de todo el país.

Amanecer de la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora