Capítulo 12: "Mascarada"

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-¡Tienes bubbies!

-Sí. Yo también me sorprendí-concordé sosteniéndolas en mis manos un momento.

-¡Te ves tan espectacular! ¡Me recuerdas a Anna Valerious!

La heroína ficticia favorita de Ness. Ha visto “Van Helsing” 34 veces y contando. Así que sabía que de verdad me veía linda para ella. Su comentario era lo que me hacía falta ya que pensaba que a mamá se le había pasado un poco la mano con los “accesorios”, unos guantes blancos largos un poco más arriba de la mitad del brazo mate, y aretes de fantasía con imitación de rubíes. Ni hablar del peinado, mi cabello estaba atado en un moño alto con la partidura hacia el lado. Un broche recatado circular con una piedra carmesí como centro de enfoque que hacía juego (con los aretes del joyero de mamá) fue el último toque en mi pelo.

Mamá se esmeró conmigo. Y aunque era un “look” muy principesco para mí, no tenía de que quejarme y mucho menos como al verla tan contenta de poder arreglarme así. Trabajó toda la tarde y al final las hormonas locas a causa del embarazo la hicieron llorar al verme lista para partir.

-Tú también luces espectacular.

Muy linda en verdad. Su vestido era de un tono azul grisáceo de corte imperial, con una banda ancha recubierta por brillantes que simulaban diamantes y telas sobrepuestas traslúcidas delicadas formaban su falda. Etéreo y elegante. Solo la mitad de su pelo estaba atado la otra caía libremente. Para mi agrado también usaba guantes largos los de ella grises.    

-Me recuerdas cual es la causa número uno del por qué hay tantas chicas adictas al “CoverGirl”.

-¿Ah sí? ¿Por qué?

-Por chicas como tú. Que lucen hermosas sin emplear ni una cuarta parte del esfuerzo que tenemos que emplear el resto de nosotras… las chicas promedio.

-¡Ay Lett! ¡Eres la mejor y más extraña dadora de cumplidos que haya conocido!

-Y con orgullo.

-Bueno, ¿lista para entrar?-me preguntó posando una mano en mi hombro, impartiéndome coraje.

Aun estábamos en la acera afuera de la escuela. Era impresionante ver como grandes luces escénicas la alumbraban moviendo los enormes focos lentamente de un lado para otro como en una alfombra roja de Hollywood y alternando de colores cada cinco minutos. Sí que hay presupuesto.

-Si esperamos a que eso suceda para entrar pasaremos aquí toda la noche. Por cierto, ¿y tu hermano? ¿No anda contigo?

-Ya está adentro. Cuarto año tuvo que venir una hora antes ya que eran los encargados de ayudar en la decoración.

-Oh. Entremos entonces.

-¿No olvidas algo primero?-Se cubrió la cara con un antifaz con forma de alas de mariposa que ostentaba de los mismos colores de su vestido. Este era de esos que se sostenían por una vara en un lado.

-Correcto.- ¿Cuál es la diversión de ir a una mascarada sin taparse la cara, cierto? Me puse la mía. Un antifaz sencillo dorado bordeado con piedrecillas rojas.

Siempre se sentía raro el tener que ir a la escuela de noche cuando surgían las “actividades especiales” (o en mi lingo las “ACCI” “Actividades Curativas Contra el Insomnio” no hay que explicar, ¿verdad?), como shows de talentos, los conciertos de música y el coro, obras teatrales, reuniones de padres y maestros etc. Pero ese viernes, disfrazada como “El Zorro” femenino, (ya saben por eso del antifaz) se sentía increíble y no en un buen sentido. Apenas había llegado y ya quería irme corriendo. Pero zafarme con la mía era algo estrictamente prohibido. La abstinencia de lo paranormal había traído como ventajas el ponerme al día con mis trabajos atrasados y calificaciones pendientes. Si faltaba ahora a la “fiestecita filantrópica” echaría a perder el esfuerzo académico invertido.

Amanecer de la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora