Capítulo 4

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Ariel

—No puede ser posible señora Brooks, está bromeando conmigo ¿verdad? —esto debe ser karma por las tonterías que he hecho en mi pasado, o tal vez es la vida que me está castigando por haber abandonado a Julieta y no cumplir mi promesa de estar con ella en las buenas, las malas y las más jodidas, y esta sí que es una de la más jodidas.

— ¿He bromeado con usted alguna vez Ariel? Jamás bromearía con algo tan serio, mucho menos algo que tiene que ver con mi Julieta —exclama fastidiada —te llamo para decirte esto porque es posible que el caso de Julieta salga en las noticias o las redes sociales y no me queda de otra, pero si no fuera por eso, no sabrías nada de esta situación, especialmente por lo que le hiciste a mi hija —me merezco que me trate de esta manera, lo que hice realmente no tiene perdón.

—Perdona por mi reacción señora Brooks, solo que esto no me lo esperaba nunca, yo estuve allí cuando los doctores dijeron que Julieta jamás se iba a recuperar de esto, y que lo mejor que podíamos hacer era desconectarla del life support. ¿Cómo es posible que se haya despertado de una coma en estado vegetal? —pregunto totalmente en shock.

—No sabemos, realmente es un milagro de Dios, creo que por fin escuchó mis oraciones y las oraciones de las personas que claman por Julieta. Por ahora no sabemos mucho, le están haciendo muchos exámenes para ver como está su estado cerebral, pero por ahora esta hablando y ya comiendo por sí sola.

— ¿Cuándo pasó todo esto?

—Hace dos días. Para serte sincera ha sido una total locura, todos en el hospital están en shock por esta situación, me acuerdo cuando muchos de ellos me dijeron que estaba loca por mantenerla en life support por tanto tiempo, pero ahora ven que la fe mueve montañas, y que para Dios no hay nada imposible —me siento tan alegre de escuchar a la señora Brooks feliz, ella ha sufrido mucho en estos tres años, y cuando todos le dieron la espalda a Julieta (Incluyéndome a mí) ella nunca perdió la fe, y aunque soy ateo y no creo en Dios, tengo que admitir que su fe es muy admirable.

— ¿Y ella recuerda algo de lo que pasó? —pregunto con una voz entrecortada.

—Se acuerda de todo, y cuando se dio cuenta de lo que pasó después del accidente fue muy difícil para ella, le tuve que decirle todo hasta cierto punto, porque hay muchas cosas que todavía no le he contado porque no quiero abrumarla, y  lo único que ella ha hecho es llorar. Lloró por un día entero, y no ha vuelto a decir otra palabra. Los médicos me dice que tal vez está en shock o ha caído en una depresión, y allí es donde tú entras en la historia —me explica con seriedad.

— ¿Yo? ¿Por qué? —en este momento siento que no puedo respirar.

—La primera persona por la que preguntó fue por ti, en estos dos días eres la única persona por la que ha preguntado —estas noticias me hacen sentir como un pedazo de basura, saber que la única persona que ha preguntado ha por sido por mí, me hace sentir tan apenado.

— ¿Y qué le has contado?

—Solo que te has vuelto un gran escritor y no he tenido mucha comunicación contigo en mucho tiempo, le tuve que ocultar la verdad porque no quiero verla sufrir más de lo que ya está sufriendo. Lo bueno que no hay mucho de tu vida personal de las redes, porque usas un seudónimo, pero no puedo ocultarle la verdad para siempre —la última conversación que tuve con la señora Brooks fue hace unos meses atrás cuando le llamé para decirle que me iba a casar, quería que lo escuchara de mí, y no por alguien más. Aunque escuché el resentimiento en su voz, me felicitó y me deseó lo mejor. Desde de la noticia del supuesto estado permanente de Julieta hace tres años, y la cosa descarada que hice, he hablado esporádicamente con la señora Brooks en él transcurso de los años, aunque esa poca comunicación se ha muerto poco a poco.

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