EPÍLOGO

41K 3.5K 351
                                    

Dedicado a HugoGServin por sus ganas de que esta bruja malvada viviera para la próxima parte...te quiero mi rey

******************************************

ALEXA

La oscuridad envolvía toda mi visión, estaba tan oscuro que resultaba agobiante. No se oía nada, intentaba moverme pero mi cuerpo no respondía.

La respiración se me aceleró, la cabeza me daba vueltas por la entrada de tanto oxigeno al cerebro. Pero había algo mucho peor, había un dolor agudo en la parte de mi costado que hacía que cada respiración me doliese tanto como si me clavaran diez mil cuchillos.

Intenté gritar pero de mi boca no salía ningún ruido. Eso me desquició aún más, ¿y si estaba sorda y por eso no me oía gritar? O ¿y si estaba afónica y a mis oídos no les pasaba nada? Pero mi concentración duró poco, cada vez que me alteraba un poco, los diez mil cuchillos se apretaban contra mí haciéndome chillar de verdad.

El tiempo era algo que había dejado de tener sentido. Sabía que no debía llevar mucho así, pero para mí era como meses o años. Ni siquiera dormía, solo entraba en un estado de inconsciencia debido a la cantidad de dolor.

Y un buen día, el demonio vino a verme. Noté como una mano acariciaba suavemente mi brazo y lo que pensaba que era dolor, se convirtió en uno mucho más real, si era posible. Ahora si podía moverme y gritar, de hecho, los gritos estaban haciendo polvo mis tímpanos.

- Ponla algo para el dolor. – oí una voz autoritaria que hizo que el corazón me latiera más deprisa.

Era Billie, no había duda de que era él. Pero, ¿por qué hacia esto? ¿por qué me torturaba de esta manera? No le había hecho nada, es más, si me hubiese dejado morir, se hubiese quedado con mi puesto y ya…no hacía falta nada de esto.

De repente, lo que eran diez mil cuchilladas en mi costado, se convirtieron en diez mil una. Noté como un líquido pasaba a mi interior y lo describí como el líquido de los dioses, el dolor disminuyó hasta ser una molestia y mi consciencia se sumó en un profundo sueño sin sueños.

La luz me cegaba, ni siquiera había abierto los ojos y ya sabía que no debía hacerlo. Seguía notando el dolor de la cuchillada, pero ahora era algo más soportable, creo que es a causa de las drogas.

Notaba una presencia en la sala, una respiración regular que indicaba que quien fura, estaba dormido.

Eso me dio la fuerza necesaria para abrir los ojos. Tras unos minutos de ceguera iluminada, conseguí empezar a enfocar objetos, como el fluorescente del techo, una barra metálica que salía de detrás del cabecero de la cama, de ella colgaba una bolsa de suero que iba inyectada a mi antebrazo.

Era una habitación pequeña, las paredes estaban pintadas de un horroroso azul cielo que se suponía que relajaba pero que solo conseguía ponerme de mal humor.

También había un sillón, o al menos en algún tiempo lo fue, ahora solo parecía que había pasado por debajo una apisonadora y lo habían intentado arreglar poniendo una funda de un azul más claro que el de la pared.

Pero lo más importante de ese sillón no era su aspecto, sino la persona que dormía encima de él. Era Billie y sus ojeras llegaban hasta la mitad de la mejilla, señal de que ha pasado muchas horas despierto.

No entendía nada, ¿qué hacia el aquí? Y sobretodo, ¿por qué no estoy muerta? Recuerdo a la puta rubia clavándome un cuchillo a traición. Ya la tenía, su cuello era mío y solo me faltó unos segundos más para partírselo. Pero entonces su estúpido novio la lanzó un cuchillo y ella me lo clavo sin más miramientos.

Saga Elementos III: AguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora