〖CAPÍTULO II〗

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El domingo amaneció despejado y a medida que llegábamos al Heath, donde se realizaba la feria, la tarde se puso gloriosa.

El clima espectacular atrajo multitudes y el ambiente vibraba de entusiasmo. Como si tuviera un radar, Jaemin ubicó la tienda de la clarividente casi de inmediato. Entrelazó el brazo conmigo y me llevó a leer el pequeño anuncio que había afuera: Betty – Regresiones a vidas pasadas, Tarot y Quiromancia. Diez won la sesión.

-Vamos, son nada más que diez won para que te digan tu futuro. –propuso Jaemin-. Tal vez vea al Indicado en tu destino.

-Apuesto a que le dice a todo el mundo que hay un extraño de pelo oscuro y alto en su horizonte. En serio, Nana, ¿no creerás realmente en todas esas tonterías, verdad?

No sé porque me molestaba en preguntarle. Por supuesto que creía. Se la pasaba consultando las cartas, las runas, el I Ching y los astros. El mes pasado me bajó el horóscopo de Internet. No le gustó nada cuando le dije que si conocía a un chico era porque había hecho el esfuerzo de salir a buscarlo y no porque Venus estuviera en conjunción con la Luna o lo que fuera.

-Oh, no seas escéptico – dijo Jaemin-. Es divertido. Hagámoslo. Por favorrrrr.

-Sí, vamos, Tae. Probemos – secundó Yuta-. Nuestra vecina, la señorita Jihyo, dijo que el año pasado vio a una adivina que resultó extraordinaria.

-Es una pérdida de tiempo – me resistí-. Se me ocurren cosas mejores en qué gastar mi dinero.

-Entonces te invito yo –ofreció Jaemin-. Mi regalo de cumpleaños adelantado.

Mi cumpleaños es el 1 de julio y faltaba menos de un mes.

Hubiera preferido que me regalara un par de audífonos o un CD, pero no quería parecer desagradecido ni herir sus sentimientos, así que finalmente cedí.

Jaemin pasó primero y salió quince minutos más tarde.

-Es buena –comentó-. Te toca a ti, y ya le pagué.

-No, pasa tú –le propuse a Yuta-. Insisto.

-Cobarde –dijo Yuta, pero pasó de todos modos.

-¿Y qué te dijo? –le pregunté a Jaemin mientras esperábamos.

-Te lo diré cuando salga Yuta, así comparamos notas. No quiero influirte en nada.

-¿Entonces es puro cuento?

-No. No. Hmm... en realidad, nada específico. Te lo diré después.

Fue a comprar algodón de azúcar para los dos y se negó a agregar nada más. Al cabo de diez minutos Yuta salió con una gran sonrisa en el rostro.

-No digas nada –la detuvo Jaemin-. Espera a que vaya Taeyong. Anda.

Inhalé profundamente y entré en la tienda. El interior estaba en penumbras y olía al sahumerio de sándalo que ardía en un rincón.

Una mujer de mediana edad estaba sentada ante una mesa rebatible sobre la que había un mazo de naipes y una bola de cristal.

Parecía una persona común; era canosa y con algo de sobrepeso, y vestida sin mucha gracia una blusa azul, falda floreada y sandalias.

-¿Taeyong? –preguntó levantando la vista.

Asentí.

-Siéntate –dijo al tiempo que me indicaba la silla frente a ella.

-Dame tu reloj –ordenó. Obedecí y se lo entregué. Lo sostuvo en sus manos y cerró los ojos. Al cabo de un momento, los abrió-. Percibo tristeza y también, resistencia. Siento tu escepticismo, pero eso cambiará –me dio el mazo de naipes-. Concéntrate en lo que te gustaría preguntar y después mezcla.

Esos ojos. 〖TaeTen〗Where stories live. Discover now