¿No sientes un aire que se cuela en tu cerebro?
Es aquel verdor ya desaparecido de la humanidad.
Siento que mi ardor es demasiado intenso para el resto,
que me desvanezco al pensar en mi sufrimiento infinito
que no debo fumar más de la droga que me ofreciste
cuando éramos. Pequeños.
Y que ese aire, fuerte y estruendoso, me ventile el corazón.
El verdor que echo de menos todos los días al despertar.
Un fuego que congela las lágrimas de felicidad paterna,
consumarse en el cosmos del trágico sentimiento
con droga en los bolsillos para huir, escapar,
de aquí. Vámonos.
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El último camino
PoetryCon las luces inexistentes y los cuervos cercando nuestras mentes, aquí me desnudo, ante ti, y te ofrezco lo único que me queda, lo último: mis suspiros.