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Hace un día fenomenal, el clima es perfecto para disfrutar del mismo. Como nunca antes, Theodore cuenta los días para el tan anunciado viaje que debe realizar a Boston, y lo mejor, es que no es de negocios. Está mañana se ha levantado dispuesto ha llevar una sorpresa, es por ello que se ya puesto en pie más temprano que de costumbre. Su nuevo auto se encuentra detenido justo al lado del de una chica, donde claramente estorba la salida en el estacionamiento, lo sabe y lo hace adrede. Puesto que, la chica es su novia.

Clare termina de cerciorarse de que todo lo que necesita vaya dentro del bolso, suele hacer revisiones hasta el último instante, antes de abandonar su edificio. Las puertas del ascensor que lleva directo al sitio donde aparca  el auto que su novio le ha entregado mientras el suyo está en reparación. Al llegar a su espacio, se encuentra con la sorpresa de tener un estorbo que impide su salida. «¿Estará muy tonto?» Murmura para si misma, ¿A quién se le podría ocurrir estacionarse en una zona prohibida y además, estorbándole? Dispuesta a llamar a gerencia para que le resuelvan el problema, hace un ligero amago para buscar el móvil, pero antes de que pueda hacerlo, nota que hay movimiento dentro del auto del ser imprudente. «No aprendes, mujer» le susurró una voz internar, y es que, ¿Quién en su sano juicio preferiría enfrentar a un desconocido en un solitario estacionamiento en lugar de ir por ayuda? Solo a ella, claramente.

Sin miedo, ni una pizca de temor y muy envalentonada, da pequeños toques en la ventanilla, sin obtener la mínima respuesta. Sin embargo, sabe que hay alguien dentro, y le debe responder, así tenga que partir los vidrios. Molesta, muy molesta es como se encuentra, al realizar el tercer intento.

—Pedazo de idiota —sisea con una ligera idea de que también puede ser mujer quien se encuentra allí. —En este mundo hay gente muy tonta.

Mientras la chica se vuelve loca, por no lograr su cometido. Theodore se divierte de lo lindo viéndole hacer berrinches, para él es muy entretenido, sobre todo porque le conoce, y sabe que ella suele ser muy paciente. Observa como Clare rodea el auto para quedar al lado del conductor donde él se encuentra.

—Baja la jodida ventana, no me importa quién diablos seas, voy a partirte los vidrios si sigues haciéndote el tonto o la tonta. Tengo que trabajar, y claramente, tu auto impide la salida del mío. ¿Qué tan idiota eres como para no fijarte? —Los toqueteos en el vidrio de las uñas de ella se escuchan, parece decidida a no darse por vencida. De pronto, su sonrisa se ensancha con malicia, cual niño a nada de realizar una travesura. —Muy bonito auto, nuevo, ¿Verdad? Sería una lástima que un bote de basura caiga sobre él.

Theodore abrió aún más rápido sus ojos, ¿Qué dijo? Rápidamente guió su mirada hacia donde se dirigía ella, y era hacia un cesto metálico que se encuentra en la orilla del tubo que sostiene el indicador de salida.

— ¡Oh, por favor! —Incrédulo, desiste de seguir con la broma. Su novia parece decidida ha cumplir con lo que dijo. Abre la puerta con prisa, y sosteniéndose de la misma, exclama: — ¡Clare!

Ella de detiene, justo a unos cuantos pasos de llegar al cesto. La voz de Theodore llega a sus oídos, menos mal ha llegado, así tiene quien le defienda. Se sorprende al girar, y encontrarse con que su novio es quien le ha hecho perder la paciencia tan temprano.

— ¡Vete a la mierda, Theodore! —grita enfadada.

—Ya, ya, ya. Ven aquí, era una broma. He venido por ti, ¿A qué soy un buen novio?

—Tu broma me ha parecido de lo más estúpida. En serio que tenía muchas ganas de darte con el cesto de la basura en la cabeza hasta partirtela. Y quita tu jodido auto de allí para irme a trabajar.

—Fue una simple broma. Yo solo quise venir por ti, ¿Por qué tan mal humor?

—Que te importa —masculla la chica a un molesta.

UN GREY ENAMORADO Where stories live. Discover now