NUNCA PENSÉ QUE SERÍAS TÚ

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No puedo silenciarme. Simplemente no puedo acallar esta felicidad que me ha devuelto a la vida. 

Había permanecido un tiempo con los ojos cerrados, sintiendo que me ahogaba en el dolor que había causado un amor fallecido. Sentía que yo misma me dormía en mitad de mi pequeña agonía. Sentía que había caído en una trampa de espinas que simplemente se había cerrado, atrapándome, desgarrándome la piel. Notaba la sangre brotar por mis múltiples heridas. Me concentraba en fingir, no quería que nadie supiera de mi agonía. Quería seguir sonriendo a pesar de  todo. Pero ello me obligaba a realizar un esfuerzo sobrehumano, y comenzaba ya a desfallecer. Todos mis días estaban empañados por mis propias lágrimas. Mis gritos ya no alcanzaban a nadie. Mi llanto no era escuchado simplemente porque lo ocultaba tras una falsa sonrisa para que nadie se percatara.

 Y de pronto lo vi. Solamente lo vi, no reparé en él. Fue como un espejismo del que no me percaté hasta que su voz sonó. Me costó reconocerle, nunca pensé que sería él lo que siempre había esperado. Logró borrar todos los días empañados, las nubes se desvanecieron y logró pintar un sol en mi ventana. 

Pero, aún así, no lo tengo conmigo todos mis días, lo sé, es duro. Muchos sentirán pena por nosotros. No podemos abrazarnos cuando algo nos afecta. No podemos simplemente dejarlo todo y aparecer en la puerta del otro. Nos separa un inmenso océano. ¡Sin embargo lo siento tan cercano! Está ahí aunque no pueda alargar mi mano y acariciarlo. Simplemente está ahí... y eso me basta... a veces... sólo a veces. 

Porque en momentos como este querría estar acurrucada entre sus brazos. En momentos como este necesito sentir sus labios a la vez que aspiro su perfume. ¡Huele tan bien! Quiero contemplar su rostro relajado mientras me habla de cualquier cosa que se le pase por la mente. Amo tumbarme a su lado y simplemente perderme en sus gestos. Adoro tratar de adivinar qué colores componen el iris de sus ojos, ¡porque tiene tantas tonalidades de azules y de grises! Me encanta cuando deja emanar su acento y su voz se suaviza y adquiere una dulzura que me derrite. Me encanta la suavidad de sus manos, poder enredar mis dedos en los suyos y sostener su mano. 

Sin embargo debo conformarme. Me conformo. Me conformo con amarlo, con sentir su amor cercano aunque esté lejos... para mí ya es todo un privilegio que, sin buscarlo, pudiera hacerme creer en el amor... a pesar de haber sido herida por el mismo sentimiento. Porque lo que por él siento es distinto a lo que sentí en el pasado y tengo la necesidad de buscar millones de formas de hacerle saber lo mucho que le amo.

Sí, estoy completamente, perdidamente e irremediablemente enamorada de él. Y sólo puedo decir gracias, gracias por ser ÉL... ¿Qué quién es ÉL? De niña una vez soñé con un tipo de persona ideal para mí y hasta el momento... él se ha convertido en ÉL. Así de simple, así de sencillo y así de feliz me hace.

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