A Través De Ti [Hidalgos#2] ✔️ [En librerías]

17. "Es por él, ¿No es así?"

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Claudia

Los días pasan y no puedo esperar a que el abuelo vuelva a casa, tenerlo aquí me alegra tanto. Puedo cuidar de él y también quiero que tenga más contacto con sus nietos, se que le hace mucha falta aunque no lo diga.

El sol del atardecer se cola por la ventana de la cocina, dandole un tono naranja a todos los utensilios y a los mesones. Me asomo por la ventana para echarle un vistazo al patio, los perritos de Apolo ahí jugando entre ellos, son tan adorables.

No he visto a Artemis en lo absoluto, creo que llega tarde del trabajo y se va temprano. Esta haciendo un buen trabajo evitándome y se lo agradezco, después de lo que pasó con Apolo, todos necesitamos esa distancia.

Paso mi mano por el mesón. No puedo negar que mi mente a veces viaja a aquella noche con Artemis en esta mismo lugar, recuerdo con tanto detalle sus ojos sobre los míos, su respiración sobre mis labios, lo bien que se sintió besarlo, como su ligera barba me rozaba, sus manos ágiles por todo mi cuerpo.

¿Por qué tenias que joderlo todo, Artemis?

La parte que más me duele de todo es que le haya sido infiel a su novia, eso no suena como él, especialmente después de lo que pasó con su madre, nunca lo considere capaz de ser un infiel. Me decepcionó mucho.

¿El hecho de que tenga novia es lo único que evita que seas mía?

Ya no tengo novia Claudia.

Mentiroso.

Alguien se aclara la garganta, interrumpiendo mis pensamientos.

Apolo aparece en el marco de la puerta, quedándose ahí, recostando su hombro contra el mismo. Lleva puesto jeans y una franela roja que hace juego con los zapatos deportivos que lleva. Su cabello castaño esta en un desastre como si alguien hubiera puesto sus manos sobre el mismo, desordenándolo a propósito.

—Hola,— me susurra, sus ojos sobre mí.

—Hola.— le saludo, recostando lo bajo de mi espalda contra el mesón.

Él despega su hombro del marco de la puerta y se mete las manos en los bolsillos de sus jeans, —Tenemos que hablar sobre lo que pasó tarde o temprano, Claudia.

—Apolo...

Él da un paso dentro de la cocina, —Claudia, yo—

Levanto mi mano, —Para, no.

Apolo arruga sus cejas, —¿No vas a dejarme hablar?

—No,— sacudo la cabeza, —Se lo que vas a decir y no quiero que lo digas, porque una vez que lo digas, no habrá vuelta atrás y no quiero eso.

Sus hombros caen como si se rindiera, —Y, ¿Entonces que es lo que quieres?

—Quiero a Apolo, el chico dulce que es como un hermano para mí,— su rostro se contrae en dolor y confusión, —Tú eres una de las personas mas importantes en mi vida, no arriesguemos eso, por favor.

—Es por él, ¿No es así?

Se que refiere a Artemis.

Lamo mis labios, incomoda, —No.

—No me mientas, Claudia.

Me paso los dedos por el pelo, sin saber que decir.

Él se acerca a mí en largos pasos y me toma de la cintura con un brazo y usa su mano libre para sostener mi rostro, —Yo no soy tu hermano, Claudia.