Cap VIII

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De un golpe abrió la puerta de la habitación de Arabella.  La joven dormía, pero su sueño era irregular. Se removía en su lecho y su respiración era agitada.

—Arabella, Arabella, despierta. – le decía Greg, al  no recibir respuesta,  la movió con más fuerza. – Arabella…  Arabella… Arabella – apremiaba Greg. — Tienes que despertar.

Arabella seguía durmiendo y cada vez respiraba con más dificultad.

Greg continuó zarandeándola cada vez con más fuerza, esperando que ella despertase.

—¿Estás bien? – preguntó Greg cuando por fin ella abrió los ojos.

—Si. – una respuesta poco segura, ella estaba bien y sin embargo presentía que algo no marchaba bien. Inhaló profundamente como si llevase tiempo sin respirar. El aire apenas entró en sus pulmones.

—Afuera hay una tormenta en toda regla. ¿No tiene nada que ver contigo?  – le respondió. 

Arabella se examinó interiormente, ella estaba bien.

—Estoy bien... Son… — sus ojos se abrieron de golpe al darse cuenta del motivo de su malestar. —  las emociones de mi hermano, las que han hecho esto. – Arabella movió la cabeza, eran como parte de ella — Han llegado a mí entre sueños. Me ha hecho sentir furia. – Arabella se tomó unos segundos para examinar la situación. y fue contando en voz alta lo que encontraba.  — Mis padres están en  la biblioteca – un silencio — mi padre está herido, — nuevamente una pausa, Greg sabía que ella estaba vagando por la casa. – mi  madre llora junto a mi padre...  Mi hermano no está…puedo sentir el rastro que ha dejado su rabia al salir de la casa. ¿Qué ha pasado?

—No sé lo que está pasando. En la biblioteca tu padre y tu hermano estaban  peleando cuando entré. Supongo que será esa la rabia que sientes. Vuelve a dormir. Volveré luego. Tu hermano necesita saber que estas bien.

Arabella se levantó de la cama, tomó su manta preferida, colocada al pie de la cama y comenzó a caminar por la habitación.

—No es así de fácil. Siento la furia de mi hermano en mí, eso no había ocurrido nunca. – le comunicó a Greg ansiosamente.  Sus brazos estirados, sus manos abiertas, necesitaba relajar su cuerpo. Necesitaba relajarse.  – Siento su rabia correr por mis venas y es muy potente. Inunda mi cuerpo y no puedo controlarla.

Greg estaba inmóvil, observando el creciente nerviosismo en ella. Se sentía impotente, su mirada vagaba entre la joven que tenía ante sí y la puerta, esperando que Anthony apareciera y explicara las cosas.

—Me está ahogando – le apresuraba Arabella, llevándose las manos al pecho y a la garganta —No me deja respirar… — Arabella jadeaba — Me está ahogando. Búscalo Greg, tienes que hacer que se calme. . .  Esto no va bien.

No va bien, por qué ahora las emociones de mi hermano me afectan tanto. Ni siquiera en los momentos de peligro me han hecho vivirlo tan de cerca. No va bien. Pensaba Arabella mientras caminaba por la habitación para luego desandar sus pasos nuevamente.

—Arabella no puedo dejarte así.

—Búscalo. .. Si no lo calmas,… no podrás hacer nada por mí. Ahh.  E— e— res mi única sa—salvación. – Arabella apenas podía terminar una palabra.— No consigo encontrarlo.

Aun con la explicación de Arabella y su angustia, Greg tardó en reaccionar. Cuando su mente logró despejarse, se abalanzó hacia la puerta. Bajaba los escalones tan aprisa como los había subido. Necesitaba encontrar a Anthony. ¿Dónde diablos estaría? Entró en la biblioteca y encontró una sala destrozada. Los libros tirados por el suelo, las cortinas arrancadas, los muebles volcados, la gran alfombra del suelo levantada, arrugada donde minutos antes Anthony había estado arrodillado  Sentado en un sillón estaba Kennet y a su lado estaba su mujer. Margaret lloraba mientras limpiaba la sangre de la cara de su esposo.

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⏰ Last updated: Jul 14, 2012 ⏰

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