Cap VII

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Había pasado una semana desde su vuelta cuando el nuevo laird recibió la notificación de que debía presentarse ante el consejo a primera hora del día siguiente. Fue entonces cuando Anthony recordó que durante su nombramiento, el consejo había asegurado que sería castigado por su partida. Sin duda había llegado el momento de recibir ese castigo. Se preguntó si podría negarse, después de todo él era el nuevo jefe del clan.

Decidido a afrontar las cosas, sin pedir disculpas por sus hechos, eso ya lo había dejado bien claro en su primera entrevista, entró en la sala del consejo.

Al fondo en la mesa, estaban sentados los ancianos con su padre  ahora en el centro. A su izquierda el anciano Milford, a su derecha Griffin y un poco más allá Walter. Todos guardaron silencio al ser interrumpidos.

—No quiero llevarme aquí mucho tiempo como la última vez. – se apresuró a decir Anthony nada más hubo llegado ante ellos. — Y antes de que habléis os diré que me reitero en mi negación a pedir disculpas por lo que hice. – Walter abrió la boca para hablar y Anthony le hizo callar con un dedo para volver a hablar – Otra cosa, queda anulado el compromiso de mi hermana con McDouglas y si ello cuesta la guerra, iremos a ella.

Sus últimas palabras hicieron que los ancianos se miraran asombrados.

—No puedes hablar tan a la ligera – le reprendió Walter.

—No puedes buscar la guerra. – le dijo Griffin.

Su padre permaneció en silencio, apoyaba a su hijo pero no quería pronunciar su voto.

—Yo soy el laird y yo decido. Ahora abreviar que no tengo todo el día para estar de cháchara.

—Será mejor que tengas un poco de respeto por este consejo. No puedes actuar sin el consentimiento de sus miembros. – le recriminó Walter.

—A diferencia de mi padre, no voy a dejarme mandar por unos cuantos ancianos. Os escucharé y tendré en cuenta vuestros consejos, pero que quede claro que haré lo que crea conveniente para el bien de mi pueblo y de mi familia.

Los ancianos estaban estupefactos por las palabras de Anthony. Estaba claro que iba a ser un jefe difícil de sobrellevar. Pero contaba con el apoyo de todo el clan, así lo habían demostrado el día que salió de aquella sala  con su nuevo nombramiento. Lo había aclamado y vitoreado durante horas. Sus nuevos cambios habían sido aceptados por todos de muy buena gana. No podrían hacer nada, tendrían que atenerse a lo que él dijera, pero no le pondrían las cosas tan fáciles.

—Este consejo te ha reclamado  — comenzó a decir Walter – para exponerte el castigo por tus actos, cuando aún eras un miembro del clan sin poderes.

— Os escucho. – Su padre siempre le había prevenido acerca de Walter, era un anciano de mucho cuidado y Anthony había aprendido a cuidarse las espaldas en cuanto a él se trataba.

 Anthony observó a su padre que no había abierto la boca desde que entró. Ni siquiera le había mirado, permanecía cabizbajo. Algo no marchaba bien. Estaba seguro de que su padre no estaba de acuerdo con el castigo.

— Se te castiga a oír  la razón  que tu padre expuso a este consejo para salir en busca de tu hermana y buscar su castigo.

—¿Cómo? No entiendo… Padre – Anthony se acercó a la mesa y apoyó sus manos abiertas sobre la mesa frente a su padre. — ¿De qué hablan?

Su padre levantó la cabeza y le miró apesadumbrado.

—No podía imaginar que te castigarían con esto. Lo siento.

—Sigo sin saber de qué hablan. – Anthony golpeó la mesa con las dos manos, exigiendo una respuesta.

—Necesito contarte una cosa.

Ella es míaΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα