Enamórate

La salida al bar

La música retumbaba en mis oídos y muchas personas me empujaban los lugares con muchas personas no eran mis favoritos, mis pies me dolían de tantos pisotones que había recibido, además hacía un calor espantoso y no me sentía muy bien.
Clarisa : July estás bien ?( pregunta algo preocupa pues veía que no lucia muy bien.
July: no me siento muy bien crees que podemos irnos ya por favor ( digo con un tono de súplica con el que Clarisa se da cuenta que la estoy pasando algo mal )
Clarisa: claro solo hay que encontrar la salida.
El bar en el que estábamos  era una de los más famosos de la Ciudad de México a si que casi todo el tiempo estaba llenísimo.
Al estar buscando la salida Clarisa me tomo de la mano para no separarnos a si que se me complicó más no topar con personas pues había momento en los que la gente se cerraba y era algo difícil pasar. Solté su mano pues ella había pasado las persona y yo no entonces tropecé con unas botas con cordones amarillos pues los vi cuando mi cara pegó con el suelo,me di cuenta que mis lentes había salido botando cuando caí  los vi rápidamente no estaban muy lejos de mi ya que seguía en el suelo cuando están apunto de tomar mis gafas la misma botas con cordones amarillos las destrozaron, mis gafas estaban rotas de una de sus patitas y un lente. El chico que destruyó mis gafas se dio cuenta de haber pisado algo a si que bajo su mirad y yo estaba ahí aún sorprendida por lo que le habían pasado a mis gafas no me preocupaba Clarisa o si me había hecho daño al caer, incluso quien me había hecho tropezar pero cuando me percaté de que aquel chico con gafas y pelo alborotado. Me ayudo a levantarme y otro chico se agacho y tomo lo que quedo de mis gafas ese chico usaba un sombrero y llevaba una bebida en la mano. Cuando logre desatarme de los ojos de aquel chico el comenzó a disculparse. Si me había quedado viendo a aquel chico a los ojos por algunos segundos sus ojos de color café claro era bastante guapo, alto y se había puesto un poco rojo por la vergüenza bueno no tan rojo como yo que estaba muy avergonzada