Capítulo 20. "Polvo de estrellas"

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Chase Bornes estaba desempacando su maleta en su vieja habitación cuando escuchó la puerta principal abrirse. Esbozó una media sonrisa al escuchar la voz de su hermana menor. Olive no estaba enterada de que su hermano mayor estaba de regreso. Se llevaría una gran sorpresa cuando lo encontrara en casa. Deseaba que lo recibiera con los brazos abiertos como siempre lo había hecho desde que se mudó a Cuba para estudiar medicina.

Después de saludar enérgicamente a Margaret, la señora que se encargaba de la limpieza de la casa y otros servicios, Olive abrió la nevera y sacó un yogur de fresa. Apoyó su espalda en el desayunador mientras revisaba su celular.

—¿Qué tal todo por aquí, Margaret? —preguntó sin despegar los ojos de la pantalla.

—Todo muy bien, señorita Liv —respondió alegre—. Es un espléndido día, ¿no le parece?

—Sí, es un bonito día —sonrió de costado. De repente, se quedó en silencio un segundo y levantó la vista del celular—. ¿Sucede algo, Mar?

—No, no —negó con nerviosismo—. Todo está muy bien, señorita Liv. Sólo quería sacarle conversación. Espero que no le moleste.

—Por supuesto que no, Mar —rió bajo, enviándole una dulce mirada—. Sabes que te quiero mucho. Eres la persona que mejor me comprende en esta casa.

—Creí que esa persona era yo —habló una voz conocida a sus espaldas—. Vaya, que rápido cambian las cosas.

Olive giró lentamente el cuerpo en dirección a esa voz que le resultaba tan familiar. Entreabrió la boca al encontrarse con su hermano mayor. No podía creer que por fin había regresado a casa después de tanto tiempo. Incluso le pareció que se veía más mayor, más maduro. Y muy guapo también.

—¿Te quedarás mirándome como una tonta enamorada o vendrás a darme un fuerte abrazo?

Y con una sonrisa en el rostro, dejó el celular y el yogur a un lado y se abalanzó sobre él. Chase apretó con suavidad el cuerpo de su hermanita y le dio un casto beso en la parte superior de su cabeza. Después de separarse le echó un vistazo completo.

—Estás guapísima, Liv —sonrió con orgullo—. ¿Ahora la lista supera los mil idiotas, cierto?

—Oh, no empieces —rodó los ojos con diversión—. Ya no tengo a tantos idiotas detrás de mí. Espero.

—Todavía puedo ahuyentarlos, lo sabes, ¿no? —enarcó una ceja ahora poniendo una expresión seria—. Sólo dime a quién tengo que golpear y lo haré.

—Sí, claro —dijo sarcástica, dejando salir una carcajada—. Hablando en serio... ¿Por qué nadie me comentó nada?

—Quise que fuera una sorpresa.

Cuando Olive estaba a punto de reclamarle a la señora Margaret por no comentarle sobre la llegada de su hermano, no encontró rastro alguno de ella en la cocina.

—Yo se lo pedí —Chase se adelantó—. Sabes que siempre he sido su favorito. Por eso me guardó el secreto.

—Ay, por favor —se burló—. La señora Margaret me adora. Nunca le he dado dolores de cabeza.

—Esa mujer se muere por mí —bromeó. Hizo un minuto de silencio antes de volver a hablar—. ¿Qué te parece si esta noche salimos a divertirnos los tres juntos?

—¿Los tres? —preguntó confusa.

—Tu amiga lesbiana, tú y yo.

—Malorie no es lesbiana —frunció el ceño—. Antes decías que estaba enamorada de ti.

Olive Donde viven las historias. Descúbrelo ahora