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Demencia vio al jefe salir de su despacho con una cara bastante extraña, con el ceño fruncido. Para cuando el demonio se perdió en la esquina del pasillo, la chica salió de su escondite y entró al despacho con una sonrisa de oreja a oreja.

Pero se perdió al ver al científico con su bolsa y en medio del sitio, temblando levemente y su mirada perdida.

-¿qué sucedió? -preguntó Demencia, acercándose a él.

Y Flug salió de su trance con un sobresalto.

-e-es solo que-e Black Hat debe-e salir, una-a sucursal ha-a sido atacada por héroes y-

-no me refiero a eso. -interrumpió.- ¿qué le dijiste?

¿qué le dijo?

Eso es tan fácil de responder:

-nada...

Y eso le hacía sentirse tan estúpido por no hacerlo en verdad. Era muy estúpido el haberse quedado callado.

-¿¡qué!? -exclamó la chica lagarto.- ¿¡cómo rayos-!?

-el jefe se irá pronto. -le calló mientras pasaba a su lado.- debemos ayudarle a empacar.

Era obvio que no quería hablar de ello. Y, aunque Demencia quería decirle todo tipo de insultos a su persona por quedarse callado, debía aceptar que no quisiera hablar de ellos.

Necesita tiempo.

-perdón, Flug. -susurró la chica mientras se giraba y miraba al doctor, quien yacía en el marco de la puerta, dandole la espalda.- lamento meterlos en ese aprieto... pero no me quería quedar de brazos cruzados.

-no-o te preocupesmpor eso, ya pasó... -dijo en voz baja mientras salía del desastroso despacho.

Y no llegó a notar la desgastada sonrisa de la chica, y menos lo carmesí que poseía en sus ojos.

~●~

Caminaba lentamente por el pasillo principal, con una maleta en su diestra se aproximaba a la puerta principal.

Tan solo habían pasado 10 minutos de la llamada y ya estaba con todo su maletín hecho y su mejor mirada amenazante para aquellos seres tan abonibles que le sirven al bien.

Que asco.

-¡Blacky! -escuchó la voz chillona de la chica largarto cuando tan solo estaba a unos pasos de retirarse.

-¿qué quieres, Demencia? -preguntó irritado mientras se giraba y la miraba acercarse sonriente a él.

-¿qué? ¿¡te ibas a ir sin despedirte!? -preguntó hasta cierto punto ofendida.

-no exageres, tan solo me iré unas horas.

-¿tan rápido piensas acabar con ellos? -rió Demencia.

-me tomaré un tiempo para poder hacerles sufrir a esos bastardos. -se limitó a responder.

Es verdad. ¿por quién tomaba a Black Hat? ¡su segundo nombre era sufrimiento! Bueno, para Demencia lo era, pero no es el punto.

-suerte, Blacky. -le sonrió Demencia.

-no necesitó suerte. -bramó mientras desviaba la mirada.- pero, gracias. -murmuró.

Y Demencia sonrió mucho más amplio. El amor le estaba cayendo muy bien, pero lo dañaba si no era correspondido.

En eso, se escuchó un gruñido y ambos se giraron a ver a un avergonzado oso quien estaba con una débil sonrisa. Esa era su forma de despedirse. Había planeado hacerle un dibujo, pero la última vez no resultó muy bien la reacción. Así que esta vez se abstuvo de todo obsequio.

Quítate La MáscaraWhere stories live. Discover now