Capítulo 3.

1.5K 92 3
                                    

Observo mis pies durante todo el camino, manteniendo la capucha sobre mi cabeza, sin levantar sospechas. Sé que los demás, Rowling y Richard, solo me reconocen al ver mi rostro, y aunque no creo que lo hagan por el masacre que le hicieron, aún así prefiero no arriesgarme.

El trazo de la escuela y mi hogar siempre es el mismo, ninguna ruta nueva, nada nuevo. Como mi vida, sin mencionar lo de algunos días atrás. Las hematomas se esparcen a medida que vayas mirando todo mi cuerpo, los días siguientes de la golpiza descubrí dolores en lugar inimaginables, además de el gran moretón que tengo en el ojo izquierdo, la hinchazon aún no me deja ver con total claridad, pero agradezco el hecho que no esté peor.

El encuentro con Kelia fue efímero, casi como si no hubiera pasado. Me dijo en breves palabras que le tendría que dar alguna explicación y que no iba aceptar una mentira. Obviamente que no le diré la verdad, y por eso he estado evitando su presencia en todos lados.

Visualizo mi casa, a lo lejos, pero puedo ver a aquellas dos personas caminando de la mano, son Valerie, mi prima y un chico, lo mas probable que universitario ¿Desde cuando Valerie llega ha ese punto con los chicos? Sé que Valerie es muy guapa y también sé que es muy coqueta y pícara, pero nunca lo vi que tomara las relaciones en serio. Aunque se quejaba mucho últimamente que quería un novio, pues no le costó conseguirlo.

Valerie tiene el cabello extremadamente largo, así que decido ver durante los pocos metros que me separan de mi casa, como el cabello de ella, se ondula mientras camina y se filtra el viento en el. De izquierda, a derecha, sin parar.

Un escalofrío recorre de la nada mi espalda, teniendo la sensación de estar siendo observado. Miro inconscientemente hacia arriba, encontrándome con la casa de mis vecinos. Dylan y Emily. La cortina tiene un visillo donde es imposible mirar para adentro, pero juraría que alguien está de pie junto a la ventana, observándome.

Ignoro el siguiente escalofrío para llegar a la puerta de mi casa que está abierta, ya que Valerie y el misterioso chico, entraron primero que yo. Penetro el sitio, sintiendo el cálido olor de una exquisita cena entre las manos de mi madre, ese olor a vainilla que también la representa mucho, filtrándose en mi ropa y mi cuerpo, derritiendo mi corazón, hace días que no la he visto.

Corro hacia la cocina y la miro, está con el delantal de flores y guantes rojos, tocando los bordes del pastel. No puedo evitar sonreír y sentirme tan bien, sentir su compañía, presencia y dedicación a todo lo que la hace una persona tan bella, y absolutamente admirable.

Se fue de la ciudad por unos días por trabajo, pero igualmente no tiene de cuánto la extrañe.

Ella se gira al verme y su expresión queda congelada, no me ha visto hace una semana, así que no se entero lo de los golpes. Yo ignoro todo eso y voy a hacia ella, para abrazarla y expresar todo lo que he extrañado, con el pasar los segundos, acaba desistiendo y corresponder a mi abrazo.

― Hola, mamá.― susurro entre su cabello oscuro, aspiro el aroma a vainilla que desprende con ferocidad, durmiendo mis sentidos.

― Hola, Peter. ― nos separamos para ver nuestro rostros, comienza a trazar con su mano desnuda mis heridas, una por una, hasta acabar con mi ojo. ― ¿Que ocurrió con tu cara, cariño?

― Nada de que preocuparse. ― No me enfade, ni irrite para buscar una excusa, estaba demasiado feliz de verla, así que beso su frente y me dirijo hacia arriba donde la escucho gritar:

― ¡Soy tu madre, claro que me preocupo!

Río entre dientes, subiendo las escaleras, pero término que caminar rápidamente, parando de golpe. Valerie y el chico se están besando, casi devorandosé uno al otro. Pareciera que estuvieran en otro mundo, desconectados de todo. Ambos están sobre una pared, mi prima bajo los brazos de el chico.

Avergonzado por la situación, entro rápidamente a mi habitación y cierro mi puerta de manera que no se den cuenta que me entrometí en su calurosa atmósfera.

Dejo mis cosas en su lugar, para observar la casa de enfrente, donde vive Dylan y su familia. De ahí provenía esa incomodidad de ser mirado, de aquí puedo ver lo mismo que desde abajo, nada. Pero la duda y curiosidad no cesan dentro de mi cabeza.

Ya son varias las veces que siento ser observado desde esa habitación, esa casa.

― ¡Christian!― Ríe juguetona Valerie. Puedo escuchar con facilidad todas y cada una de las conversaciones de esta casa, así que siempre me estoy enterando de cosas nuevas. Al parecer el nuevo novio de ella corresponde de nombre, Christian. No he podido atisbar bien su rostro, pero tiene cabello oscuro como el de mi madre y ojos mieles, como los de Kelia.

― Me alegro tanto de que dejarás a esa chica, te estaba volviendo loco ¿No? ― La voz de Valerie hace resonar toda la habitación.

Escucho el resoplo de Christian, para luego no sentir nada más que silencio reinado el aire, un pequeño peso en mi puerta la hace resonar, como si ahora ambos estuviesen sobre ella ahora.

― Claro, no se porque no termine con ella de una maldita vez y ya. Ella y sus celos entre tu y yo no tenían control.― Agrega el chico con una notable cólera.

― Olvidemos a Kelia. ― Dejo de "ignorar" la conversación, para mirar a la puerta, rogando corroborar si escuche bien, no fue causa de mi mente o algo parecido.

― Olvidemos a Kelia. ― afirma Christian. Me atraganto con mi propia saliva con la idea que se formula en mi cabeza, pero con el paso de los minutos la voy creyendo cada vez más.

Christian, no es cualquier Christian, si no el ex novio de Kelia y aquella amiga que la traicionó es mi propia prima, Valerie.

Hola, disculpen la demora. Pero lo terminé, quiero saber que piensan, por favor.

Es agonizante no saber lo que piensan las personitas que ven mi historia.

Gracias, por leer. Voten y comenten, me hacen muy feliz sus votos, me hacen saltar de alegría.

Menor Que Tú.Where stories live. Discover now