Capítulo 2.

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Capítulo 1.

Hace días que ocurrió la conversación extraña de la biblioteca y aún vuelvo a repasar cada palabra dicha por Kelia. Recordando aquella escena, tratando de buscar gestos o expresiones que me indiquen que ella solo bromeaba y que nuestra interacción sigue igual. Pero no, todo en su rostro llano y serio, se veía completamente real, sus ojos ardían en llamas cuando digo esas últimas palabras antes de caminar entre los pasillos.

¿Porque reaccionó tan mal? Entiendo su postura sobre la situación, pero encontré algo realmente irracional de la forma que me trato. Y tengo que admitir que será humillante y vergonzoso volver a encontrarme con ella.

Regreso a la clase más cercana, mi favorita. Matemáticas, pero pequeños desperfectos me hacen una clase algo desagradable. Entro al salón y observo como todos los asientos están ocupados. Menos uno. Rowling White, el chico malo y rudo de la escuela, es uno de los matones que siempre va con Richard.

Dejo mi decisión vacilar frente a la situación, fácilmente puedo pedir sentarme con Dylan, que está al otro lado de la clase. Pero dudo que la persona que se encuentra a su lado quiera sentarse junto a Rowling.

Obviamente no me quedaré sin clase sólo por temor de Rowling, ¿O sí? Digo, él me puede literalmente aplastar con su palma si quiere. Suspiro, resignado. Con las piernas algo flácidas, me dirijo al banco vacío. Rowling rápidamente me nota y me da una sonrisa torcida, despiadada.

Si me quiso asustar con esa sonrisa, lo acaba de lograr.

Inmediatamente trago en seco, temiendo por mi vida. Dejo mis cosas correspondientes sobre la mesa, y con el pasar de los minutos, la profesora llega y nos da rápidamente unos ejercicios que podemos completar, por supuesto que miro a Rowling por el rabillo del ojo, para ver si tramaba algo contra mí. Cierro mi cuaderno, ya que tengo todo hecho, esperando a que toque el receso siguiente. El cual no demora en hacerse presente.

― Bien, todos aquellos que no completaron que los ejercicios, lo tienen como tarea la próxima clase.

Comienzo a ordenar mis cosas, pero una enorme mano golpea fuertemente la mesa, provocando que me sobresaltara. Giro mi cabeza hacia la asquerosa cara de Rowling, una llena de acné, una nariz grotesca de punta gruesa y unos dientes realmente amarillos. Con sólo ver su horrible cara me dan ganas de vomitar. Rowling me concede una sonrisa hipócrita, mientras que dice con ironía y burla:

― Hola, Potter ¿Qué tal si me das tu tarea? ― me daría el tiempo de corregir mi nombre que no Potter, si no Peter. Pero aquellos pequeños ojos negros, me dicen que si respondo alguna otra cosa que no sea asentir, me llegará un gran golpe en la cara.

― Yo...No lo creo.

¿Acabe de responder eso?¡Soy hombre muerto! Completamente muerto.

Rowling cambia su expresión a una furiosa, se para lentamente, haciéndose cada vez más grande a mi perspectiva. Sus fosas nasales aumentan su tamaño de lo fuerte y enojado que respira.

― Contaré hasta tres, Potter, para que me des esa tarea. Uno― aquí muero. ― Dos― ¿Qué hago? ―Tres.

De una forma rápida, me aferro a mi mochila y salgo corriendo de aquel lugar, recibiendo un enorme grito de parte de Rowling, el cual no pude descifrar que decía. Sé que irá a buscar a sus amigos y sé que no me dejarán en paz por unas varias semanas. Solo me dejarán si me ven humillado frente todo el mundo o ser golpeado por ellos mismos. Ahora estoy en su lista negra, yo mismo firme mi sentencia.

Durante todo el día, registro cada paso que doy, corroborando que no estén Rowling y los demás chicos. Tengo un hambre feroz, desgarrador. Quiero comer, pero corro un riesgo terrible si asomo mi cabeza a la cafetería. Finalmente, mi estómago toma cargo sobre mi mente y cuerpo, y decide caminar a la cafetería, ir por algo rápido y escapar lo más veloz que pueda.

Menor Que Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora