Diferentes.

Sorpresas.

Me mire al espejo, me había vestido con mis botas negras largas, que me habían comprado hace unos meses atrás, debo confesar que una de mis más grandes debilidades es la ropa. Me planche el pelo largo color cobrizo, muchas personas me habían mencionado lo lindo de mi color. No soy una persona que use mucho maquillaje así que sólo me arquee las pestañas. Miré hacia la ventana y la lluvia parecía no cesar, sin embargo Lily y yo necesitábamos tomar un respiro y salir de la rutina. Así qué estaba decidido hoy iríamos a tomar café a un lindo y acogedor lugar por aquí cerca, siempre me gustó ir, me gusta el olor a café que hay dentro, me gusta el ruido de la maquina de café gigante que tienen, me gusta el murmullo de la gente, me gusta imaginarme que se están contando secretos, que están mostrando una parte de su alma, a quien los acompañó a tomarse un café, me gusta imaginarme también que entre toda la gente en el lugar hay alguien que está secretamente enamorado, que alguien está nervioso porque va a revelar una mentira, o que alguien está feliz y esta a punto de contar la causa de esa felicidad. Si. Hoy es un buen día para ir, para imaginar, para ver imaginando.

Bajé las escaleras, les avisé a mis padres mediante un mensaje de texto que me iba. Me puse mi tapado para la lluvia y esperé a que Lily llegara, cuando llegó vestía un tapado de color blanco que le llegaba por debajo de las rodillas, y combinaba con su piel, parecía salida de una película europea, de esas de antes; las que eran en blanco y negro.

Tomamos el bus y llegamos a la cafetería, nos sentamos en la mesa de siempre la del final de la sala, desde donde puedo ver todo el lugar. Hablamos sobre distintas cosas, como el instituto, ropa,padres, Adam. Al salir de la cafetería y cruzar la calle, exactamente frente a mi esta el. Nunca habría imaginado encontrármelo aquí ahora, los nervios explotaron en mi mente y en mi corazón, quedé estática en el lugar mientras Lily también lo observaba.

-Es el. Katy. Es el- Dijo atropelladamente.

-Lo sé, ¿Qué hacemos?-

- ¿Qué propones? -

-Correr- Dije. Mientras miraba fijamente a Adam.

- No entiendo cual es el problema no es como si te conociera-

-Tienes razón, es sólo que estoy nerviosa no se a que se debe, pero estoy nerviosa-

- Salió del bar, y no esta solo ¿Será esa su novia?- Mencionó Lily.

De repente mi atención se centra en la chica de pelo largo y negro oscuro al lado de Adam, alta y con tacones altos lo que a mi parecer, la hacía parecer exageradamente alta, vestía unos jeans ajustados y una remera de alguna banda gótica. Ahora si estaba segura, tenía todas las de perder como yo iba a competir con algo así. Intercambiaron unas palabras que me hubiera gustado escuchar, y se despidieron con un beso.

Estoy segura de que una mueca de desilusión cruzo mi rostro. Adam comenzó a caminar calle abajo. Por el rabillo del ojo noto que Lily también se apresura hacia ese lado haciéndome señas.

-¿A dónde vas? -

-Vamos a seguirlo-

-¿Estás loca? Apenas me puedo mover de los nervios y quieres seguirlo-

- Vamos, si se aleja mucho lo dejamos- Me prometió.

Al parecer no era la única que no podía manejar la curiosidad.

-¿A dónde crees que irá?-

De repente habíamos llegado a la plaza, y Adam se había sentado en un banco, mientras movía su pierna derecha impacientemente. Cuando por un segundo alguien capta mi atención. Saludando a Adam se encontraba Mike, es el chico que ha estado tras las rejas la mayor parte de sus 20 años. Ahora que lo veía de cerca escondida tras un árbol con Lily a mi lado entendía por qué todos le temían. Este chico producía algo que la única palabra que se me ocurre para describirlo es miedo. Apenas Lily cayó en cuenta de quien se trataba tiró de mi brazo y me llevó hacia el lado opuesto de la plaza.

Habíamos seguido a Adam con la esperanza de saber algo más del, y ahora sabíamos algo más que no estaba muy segura de querer saber. Que estaba haciendo Adam, en la plaza un día como este hablando seriamente con Mike. Tenía el presentimiento de que no podía ser nada bueno.