Un nuevo año

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Amelia

— Amy, levántate ahora. Llegarás tarde —anuncio mi mamá mientras abre las cortinas de mi habitación y sale cerrando de un portazo la puerta que logra hacerme levantar.

La luz del día se filtra por la ventana iluminando mi habitación, entrecierro los ojos tratando que se acostumbren un poco a la iluminación que de repente invadió mi habitación. Odiaba en ocasiones estos días en Bath: el calor provocaba comezón en mi cuerpo y el deseo de verter una cantidad extrema de hielos en una bañera para aliviar la sensación del sudor por mi cuerpo. Otoño estaba a la vuelta de la esquina, solo debíamos ser pacientes.

Era algo tortuoso comenzar un nuevo año escolar en un lugar donde gran parte de tus compañeros te observan como si fueras basura y estarían agradecidos de verte cien kilómetros lejos de ellos, aunque aguantaba su desprecio por la educación que recibía y las oportunidades que se me abrirían por estudiar en tal lugar. Observo un par de cajas que se encuentran en la esquina de mi habitación, en ellas hay gran parte de las prendas que antes estaban en mi armario y cosas personales que llevare a la habitación de la residencia del internado; me había retrasado un poco en llevar mis cosas por cuestiones familiares. Cada año era lo mismo: esperar la asignación de compañero de habitación, decir cuál sería mi parte, llevar mis cosas y separarme de mi madre.

No quería hacerlo; pocas veces podía estar junto a ella aunque me tranquilizaba un poco al ver que no tendría que lidiar con aquel hombre durante mucho tiempo.

Había tenido algunos problemas para la asignación de habitación: aparecía en la lista de los hombres de décimo grado y el sistema no quería aceptarme en la plantilla de las mujeres; en la residencia de mujeres ya no quedaba lugar para una persona. En las últimas semanas me había encontrado estresada por ese inconveniente e ir cada día para ejercer presión a que solucionaran más rápido aquel problema había hecho estragos con mi bolsillo ya que mi casa quedaba a media hora del internado y a mi mamá le quedaba difícil llevarme todos los días. Sentí un poco de lastima por el secretario que tuvo que soportarme todos los días y aguantarse mis comentarios sarcásticos que en algunos momentos llegaron a ser poco hirientes.

Afortunadamente se encontró un error en el sistema en donde una estudiante había sido registrada dos veces, tenía el presentimiento que alguien había sido despedido por tal error. Este año compartía habitación con la heredera de Amore & Vita —casa británica de moda de lujo—: Samantha Thompson.

Me levanto para bañarme y vestirme con el uniforme de verano; por suerte el sol nos saludaba desde temprano y mi cabello húmedo se secaría antes de comenzar las clases. Miro por la ventana mientras me coloco un poco de crema en mis manos y observo algunos estudiantes dirigiéndose hacia sus colegios, gran parte de los colegios iniciaban sus estudios el día de hoy.

El Internado Saint Patrick era un internado reconocido a nivel mundial por su calidad en el aprendizaje en donde su principal misión era educar las personas del mañana convirtiéndolos en aquellos que ayudarían a lograr un cambio en el planeta. Ministros, senadores, congresistas, actores y otras personas importantes a nivel global matriculaban a sus hijos en aquel lugar.

Mi sueño era tener una beca ahí cuando llegara a la secundaría; horas de estudio e insomnio dieron su fruto cuando en el año 2007 recibí la carta de aceptación en donde me otorgaban una beca completa. Ya han pasado siete años desde que comencé a estudiar en este lugar —gracias a mis calificaciones —he podido conservar mi beca hasta el día de hoy.

Habría varios cambios en el internado este año, gran parte de los profesores que nos dictaban clases los años anteriores se han jubilado y nuevos profesores vendrían a ocupar su lugar. Como era tradición del internado, habría una asamblea donde se abriría con una bienvenida y demás temas acerca del año escolar, en esta asamblea nos introducirían a nuestros nuevos maestros. Nos habían informado por medio del correo electrónico los nombres de los maestros, su información (edad, cumpleaños, estudios universitarios, especializaciones, diplomados, trabajos realizados, etc.) y las áreas que impartirían más nadie sabía cómo lucían; se habían creado rumores, no obstante, fueron desmentidos por la directora James quien se había encargado de informarles a nuestros padres acerca de los nuevos profesores calmando sus preocupaciones por aquellos rumores maliciosos. Mamá me comento acerca de la reunión y me dijo que estaba feliz por el nuevo cuerpo de docente.

Como encontrar el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora