Capítulo 10

9 0 0
                                    

La mañana estaba entrando por la ventana de la habitación. La claridad estaba perturbando el sueño de Santiago, que pocos segundos después, despertó. Estaba bajo las sabanas, con su amor a su lado, abrazados. Sonrió, este viaje realmente había valido la pena. Tomó su celular de la mesa y miró la hora. 9:30. "¿Qué choto hago despierto a esta hora?" pensó él, mientras deslizaba su mano, sin molestar a Kishtar, hacia su entrepierna, para así rascarse un huevo. Ya no tenía sueño, tampoco es que pudiese dormir con el sol que le daba en la cara. Pensó en levantarse, pero tenía a una tonina encima de él que estaba roncando y balbuceando cosas indescifrables. Esto a Santi por alguna razón le pareció tierno. Se puso a boludear con el celular e intentó sacarse una foto para instagram, pero salió con cara de verga y la borró. Entró en twitter, Facebook, hasta estaba tan al pedo que se fijó si fotolog seguía existiendo. Así pasaron las horas, y se hicieron las 12:45. Santi estaba más cagado de hambre que Kishtar después de streamear la switch, y por mucho que le gustara que la orca asesina esté acostada casi aplastándolo, el hambre era más fuerte. Haciendo no sé qué movimiento extraño, se zafó del agarre, y se fue a la cocina.

Buscó en la heladera algo que no parezca mierda para mandarse al buche. Encontró una pizza que parecía decente, así que la agarró, sintiendo la cerámica fría del plato en sus manos, y empezó a comer tranquilo, mientras miraba re perdido por la ventana. Sus pensamientos se fueron a SantyBoy, pensó en llamarlo a la tarde y contarle qué onda todo, también quería preguntarle si le estaba rompiendo el culo a anuncios a sus inocentes viewers. Tan inmerso en sus cosas estaba que no oyó el ruido de la puerta.

-Buen día, carnal. –saludó Tumtum, de mala manera. Estaba en la entrada a la cocina, con una bolsa en la mano. Santi lo miró, casi rebajándolo, mientras se encajaba el último pedazo de pizza. Santi no tenía ganas de bancarse a ningún gordo mala onda, si el loco lo iba a tratar mal, él igual.

-Buen día. –contestó cortante, después de tragar. Observó mejor la bolsa, era marrón y tenía un moño. Y mira, Santiago era medio pelotudo, pero se dio cuenta rápido que era un regalo. Dejó el plato en el lavamanos, e ignorando a Tumtum se puso a lavar. El sonido del agua disminuía un poco la incomodidad del momento, pero Santi aún sentía la presencia del muchacho y su letal mirada perforándole la nuca. Como tenía que lavar un plato sólo tardó unos segundos. Al voltearse vio que él seguía ahí. "Enfermo del orto." Pensó. Tumtum estaba tapando la salida, Santiago no tenía ganas de pedirle permiso, pero cómo fue a jardín de tres, lo hizo de todos modos.

-Sopermi. –pidió, intentando colarse por un pequeño hueco que el cuerpo de Tumtum no cubría, este se corrió para impedirlo.

-¿Qué hay entre tú y Kish? –preguntó serio. Santi retrocedió un poco, ofendido por la brusca pregunta. "¿Qué verga le importaba?" pensó el santafecino "¿Tan codiciado iba a ser el choto de Kishtar?" No quería responder a eso, porque realmente, a Tumtum no le incumbía.

-Nada que te importe, ¿podes dejarme pasar? –preguntó de nuevo, ya potenciando su cara de culo. El joven mexicano negó con la cabeza.

-Contéstame. –insistió. Santi ya estaba podrido.

-Mira, amigo, yo no te tengo que decir nada a vos, así que move el ojete y déjame pasar. –Antes de que se diera cuenta, ya se había ido al choto, y... ya que estaba en el baile había que bailar. –No sé qué carajos tenés conmigo, tampoco sé qué te hice. –Tumtum empezó a acercarse amenazante, a Santi le chupó un huevo. –Y ahora me saltas con esto de Kishtar, ¿qué te pasa?

-Mira, no sé qué vergas quieres tú con Kishtar. –Apuntó a Santiago. –Pero sé lo que hiciste, carnal, tú jodiste a Kishtar y eso no te lo perdono. –El santafecino arqueó una ceja, cada vez se bancaba menos a este tipo. –Él se va a dar cuenta de que eres una pinche mierda, ya verás. –Dicho eso, Tumtum dio media vuelta y se fue, sin que Santi pudiese contestar.

Santiago ya había comprendido el asunto. Tumtum estaba o enamorado de Kishtar o detrás de su choto. Daba igual, no conseguiría su cometido. Kishtar y Santi se amaban, eso nada lo podría cambiar, y el joven argentino haría lo que fuera para que perdure a pesar de todo. 

Kishtar la adolescente hormonadaWhere stories live. Discover now