Viaje inesperado.

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Desde el día de nuestra NO cita, Mark no había querido ninguna otra cita con más candidatas de yeguas de cría, no había visto mujeres ir y venir como siempre lo había desde que había entrado a trabajar en la constructora, al parecer seguía necio a cortejarme y conquistarme para que aceptara ser su esposa.

 Todos los días llegaba a la oficina y en mi escritorio encontraba una rosa con una nota, el día de hoy la nota decía:

 Para la futura dueña de mi vida

Y madre de mis hijos, espero con ansias el día

 en que pueda probar el elíxir de tu vida y dejar

 mi alma dentro de ti para que dichos hijos vengan

 al mundo.

 M. D.

  

Solo Mark lograría ser romántico y pervertido al mismo tiempo, ahora comprendo él porque me dejaba que yo escribiera las despedidas de todas sus conquistas, no tenía la menor idea de cómo cortejar a una mujer pero era divertido ver como trataba de conquistarme, con esta ya tenía 24 rosas en mi escritorio que eran los días que habían pasado desde la encerrona que me hizo.

 Por fin era viernes mañana me tenía que ir a la casa de mis padres para festejar el cumpleaños de mi hermana Glory, aunque no era que para cada cumpleaños volviera a casa, en el caso de Glory si tenía que volver ya que al estar embarazada de su segundo hijo, Richard su marido me suplico ir, ya que al parecer este embarazo era peor que el anterior y si no iba, haría que Glory lo colgara de las bolas.

Al medio día llame a la puerta de Mark para entregarle el contrato del nuevo proyecto en California, Mark se encontraba muy concentrado en los planos de dicho proyecto, al parecer la cadena internacional hotelera Hilton quería construir un nuevo hotel de lujo en Los Ángeles.

—     Señor, aquí le dejo el contrato de California — Dije mientras dejaba el contrato en el escritorio, y me daba la vuelta para salir.

—     Gracias Annie, ¿por cierto que vas a hacer hoy por la noche? — Dijo aun con su atención en los planos.

—     Regresar a mi departamento.

—     Muy bien, espérame a la salida te llevo.

—     No creo que sea muy buena idea.

—     ¿Por qué no? — Dijo levantando por primera vez la vista de los planos

—     No creo que se ve bien que el presidente de la compañía salga por la noche con una empleada.

—     Pero tú no eres solo una empleada, eres mi prometida.

—     Disculpe mi mente puede confundirse a veces, pero no recuerdo el momento en que acepte ser su prometida.

—     No lo has hecho pero te lo repito aceptaras. — con eso volvió su atención a los planos y yo salí de la oficina.

Se hicieron las 7:00 de la tarde y yo me estaba preparando para salir cuando la puerta de Mark se abrió, Mark salió con su sonrisa de siempre, me tomo de la mano y me dirigió al elevador:

 —     Nos vamos.

—     Está bien — respondí, mirando fijamente nuestras manos entrelazadas, de donde había salido este Mark, desde que lo conozco nunca lo había visto tomado de la mano de alguien, siempre entraba él y la pareja del momento venía detrás de él corriendo.

Inesperadamente ¿Tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora