Capítulo 15

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Hice el intento de bajar hasta el parqueadero a buscar mi móvil para enviarle otro mensaje a Miranda o ver si ya me había respondido, pero al salir de mi habitación y caminar hasta las escaleras escuché a lo lejos la voz de mi padre y regresé a mi habitación.
Lo que menos quería ahorita era tener algún tipo de altercado con él, porque indudablemente lo tendría si me llegase a comentar algo de la boda, estaba muy cabreado como para procesar todo esto de buena manera y entender que él es una víctima  más de la familia Roperty.

Me quité la ropa y para después escabullirme en la ducha.








Pasado un rato, ya me encontraba llegando al circo que había organizado mi padre en conjunto con los Roperty.
Me adentré en el distinguido restaurante detrás de mis padres y al ser visible para el gran círculo que se había formado a nuestro alrededor quise vomitar. Glenn estaba en el centro con una copa en manos junto a Leonardo, me lanzó una sonrisa llena de sarcasmo.

Tensé la mandíbula al recordar nuestra discusión.

Desvié la mirada de Leonardo cuando el sonido de un cristal chocando con el suelo hizo que todos los presentes, incluyéndome, posarámos la mirada en el causante de tal incidente.

Por poco mi mandíbula cayó al suelo cuando enfoqué sus ojos café.

Miranda.

¿Qué hacía Miranda aquí?

Apreté los labios al verla de pie a unos escasos metros de mí.

Su mirada era una combinación entre sorpresa y descontento.

Y la entendía.

Pero también me molestaba que ella también me hubiese mentido.
En mi mente sólo divagaba la idea de correr hasta ella y darle una explicación, una explicación que tanto nos estábamos debiendo. Y me vi tentado a hacerlo realmente, intenciones que se fueron al bote cuando Verona apareció y se acercó hasta mí plantándome un beso en los labios.

No pude hacer más que sólo rodar su cadera con mis manos, no correspondí a su beso que de seguro se había visto apasionado enfrente de todos los espectadores.
Ella de igual forma siguió con el beso, notando mi rechazo e intentándolo apaciguar rodeando con sus brazos mi cuello y atrayéndome más hacia ella.

Cuando por fin se detuvo, una manada de aplausos inundó el lugar.
Automáticamente recorrí el lugar con la mirada en busca de Miranda hasta encontrarla.

Su mirada más que de sorpresa, era de rencor y para añadirle más tensión al asunto, también estaba aplaudiendo a la escena de la cual había sido protagonista.

Cerré los ojos cansado.

Verona me tomó de la mano y me encaminó junto a ella hasta donde estaban Glenn, Leonardo y mis padres.
El mesero se encargó de traernos unas copas y limpiar la que había roto Miranda.

Ella estaba de pie frente a mí, no podía dejar de mirarla y evitar tener ganas de correr y explicarle todo.
Llevaba un vestido blanco que le quedaba perfectamente bien, irónicamente Verona también llevaba uno del mismo tono.

—Y ahora un brindis, para celebrar el compromiso de nuestros queridos hijos—anunció Leonardo.

Lo fulminé con la mirada y volví a observar a Miranda quien tenía en sus manos otra copa.

¿Por qué sentía que vendría más mierda a todo éste asunto?

Y como si la telepatía existiera, Leonardo levantó su copa y abrió la boca.—Por Verona y Gianluca.

La organizadora ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora