Capítulo 1: De rosas a Espinas.

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Dar el sí acepto.

Dar el sí no sólo abarca aceptar la propuesta, conlleva a mucho más...

No es nada sencillo llegar hasta ese momento. Desde pequeñas algunas mujeres hemos soñado con llegar al gran día vestidas con un hermoso vestido blanco, dar una gran celebración llena de lujo y elegancia, compartir ese gran día rodeadas de nuestros familiares y amigos, ver a nuestras mejores amigas vestidas como damas de honor, el vino, la champaña, la comida, los anillos, el buquet, el peinado, los colores, el maquillaje, aparecer en una de las revistas de novias más importantes del país...Pero sobre todo y lo más importante, el novio.

Sin olvidar todo lo que viene antes de dicha propuesta. Conocer al hombre "indicado", un paso que puede durar mucho pero mucho tiempo. Lograr establecer un vínculo firme y duradero, algo que requiere de mucha paciencia. Conocer a sus respectivas familias y ganarse el afecto de cada miembro, o por lo menos intentarlo.

Sin duda no es una tarea nada fácil para una novia, pero una vez logrados todos los objetivos anteriores, vienen las otras complicaciones...Tarea que es si es lo bastante tediosa para las novias, imagina para las organizadoras de boda.

Ser una wedding planner no es tarea sencilla. En la organización rumbo a una boda perfecta cada detalle cuenta, desde los zapatos hasta el cortejo, desde las bebidas hasta la comida y sobre todo, el vestido.

Encontrar el vestido ideal no es ningún pan comido, y no sólo por el presupuesto sino por la variedad de estilos y diseñadores que se pueden encontrar. Pnina Tornai, Deniss Basso, Rita Vinieris, Óscar dela Renta, Carolina Herrera, Christian Dior e infinidad de atelieres y diseñadores con grandes vestidos para el día soñado.

Mi trabajo no sólo abarca ser una de las mejores organizadoras de bodas de Nueva York, o por lo menos intentarlo. Modestia, claro. También cumplo el rol de ser la encargada de redactar la sección de bodas en una de las revistas y empresa organizadora más importantes de la ciudad y podría decirse que del mundo nupcial, We're Brides!

Llegar al puesto que hoy ocupo, no fue nada sencillo, al principio cuando sólo era una estudiante del último semestre de diseño de modas en la gloriosa Parsons, salí en busca de algún empleo de medio tiempo para cubrir algunos de mis gastos personales y no dejarles todo el peso a mis padres.
Luego de incursionar en trabajos como asistente en una librería, community manager, secretaría de un afamado escritor y hasta de camarera en un lujoso hotel de la ciudad, finalmente encontré mi empleo de ensueño en We're brides!
Comencé como toda estudiante, sirviéndole café a mi jefa y también propietaria de la revista, la famosa Glenn Jones. Una de las socialités más afamadas del gremio de la moda y las pasarelas en Estados Unidos.
Como en mis anteriores empleos, los inicios fueron bastante duros. Ya que Glenn requería de mucha eficacia y profesionalismo en una asistente para poder cubrir los múltiples compromisos que debía atender.

En el camino tuve diversos apodos de cariño: Luna, Miri, etcétera...todos otorgados por mi jefa.

Mis primeras tareas no salieron del todo bien en la revista, ya que en la primera junta donde serví el café, apliqué sin querer sal en vez de azúcar y todos absolutamente todos se quejaron de mi inexperiencia con mi jefa. Glenn, por su parte, fue lo bastante considerada conmigo, claro que eso no le quitaba los correctivos y lo exigente que podía llegar a ser. Otra de mis varias equivocaciones, fue ordenar un servicio de donas a la hija de mi jefa, quien me pidió que buscara algún aperitivo para ella y en mi inocencia le lleve unas cuantas calorías, está casi se infarta al percatarse de lo que le conseguí, ya que su esbelta y tonificada figura consumía dietas completamente bajas en carbohidratos. Y por eso es nada más y nada menos que Verona Roperty, antigua imagen de Valentino Couture y una jugosa aspirante a ser un ángel de Victoria's Secret.

La organizadora ©Where stories live. Discover now