Capitulo 4: Las dos caras de Francis

369 32 1
                                    

Me dolía el estómago, no sabía que hacer, me dispuse a pensar en que hacer y saque mis opciones.

Podría decirle lo que pasaba con la señora Margaret, pero seguramente Francis dirá que estoy mintiendo y me podrían echar de este lugar.

Podría hacer lo que dice para que me regrese mi foto, pero de seguro que no la devolverá, claramente es un mentiroso y la usaría en mi contra cada vez que pueda.

Pero antes de seguir pensando en que hacer, alguien toca mi puerta.

Alex: Pase.

Se abre la puerta y aparece Bianca, parecía triste, como si tuviese ganas de llorar.

Bianca: Perdón... Yo no quería que esto pasara.

Me fije que traía un botiquín de primeros auxilios.

Alex: Tranquila, estoy bien

Trate de parecer que no me paso nada, pero en realidad si me dolía mucho, no podía dejar que ella se preocupe.

Alex: ¿Me puedes explicar por que me dijeron que no podía volver a hablarte?

Ella miro al suelo muy apenada.

Bianca: Es una larga historia...

En ese momento pensé: realmente quiero meterme en esto? Siempre opto por lo discreto, ellos me están dando una salida para no meterme en cosas que no me incumben, pero... No puedo abandonarla, si lo que me hicieron fue sólo una advertencia no le puedo ni imaginar las cosas horribles que le han echo a ella.

Alex: Tengo tiempo

Bianca: To... todo comenzó el año pasado cuando... Llego Francis al orfanato. El parecía ser un buen chico, pero cada ve que su abuela no estaba el parecía otra persona, era agresivo.

Un día lo vi golpeando a un niño pequeño sólo porque estaba aburrido, decía que de esa forma ganaba respeto. Pero yo fui con la señora Margaret y le dije que su es que me podía ayudar a buscar un libro que perdí, la atraje donde se encontraba Francis y el pequeño. Una vez ahí vimos al niño con sangre y muchos golpes, a su lado estaba su agresor, pero al ver que este estaba siendo observado, dice:

Francis: Abuela, ayúdeme, este pequeño se calló y está muy grave.

La anciana fue a ayudar al niño, le llevo a su habitación y le curó las heridas, mientras sentía una mirada de odio que me dirigía el nieto.

Al caer la noche, fui a mi habitación y cuando abrí la puerta, encontré a un gato muerto, colgado de la cola, abierto del estómago soltando sangre sobre mi cama y escrito en la pared con la sangre del felino: "conmigo no se juega zorra"

Desde ese día, que estoy sola, todo el que me habla es amenazado y terminan alejándose hasta ignorarme por completo. Supongo que tu harás lo mismo, y me gustaría que lo hagas, no quiero que sufras por mi culpa.

do not mess with meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora