Capitulo IX:Espiritu

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El bosque se encontraba silencioso a su alrededor, apenas se escuchaba el susurrar de las ramas golpeándose entre si.

Se acurruco más aun en la chaqueta y se detuvo frente a la enorme casa, ya no había nadie, lo sabia. Probablemente la casa fuera limpiada luego, la cinta de policía fue lo que le dio la bienvenida al acercarse a la puerta.

Tranquilamente la arranco y abrió la puerta, esta crujió al abrirse, era un sonido escalofriante. Tembló levemente al sentir un roce en su piel de la fría  ventisca, se pregunto si realmente valdría la pena ello. Y el recuerdo de Jasón le vino a la mente, fue lo único que necesito para dar un paso, y luego otro y otro. Finalmente estaba en el interior.

La primera vez que había llegado allí, había ignorado totalmente como era la casa. Ahora que la veía y se detenía a hacerlo, no parecía tan...aterradora. Las paredes desgastadas, las escaleras de madera que recordó, como crujían al pisarlas. Su vista se dirigió inconscientemente hacia arriba, recordando como había visto el cuerpo ensangrentado de la mujer...Kate Argent.

Miro hacia su izquierda, recordando su sueño y se dirigió allí. Una necesidad dentro de ella la impulso hacia delante. Necesitaba saber porque la voz le pedía que gritara, porque la otra voz le decía que no debía hacerlo...necesitaba saber quien era, quienes eran ellas.

Con paso tembloroso se acerco hacia la sala, estaba exactamente como las recordaba. Paredes descoloridas, y los mismos cuadros en su lugar. ¿Por qué sentía que conocía ese lugar?

Sin detenerse, aun cuando su mano acaricio inconscientemente las imágenes, miro la puerta a unos pasos.

Desde su interior, un ruido extraño se denotaba. Se pregunto que había allí, ¿era lo mismo que en su sueño? Era solo un sueño, lo sabia... ¿no?

Camino los pasos que la separaban y abrió la puerta, lentamente. Temiendo que algo saltara frente a ella en cualquier momento. Se detuvo al ver el interior.  Quizás, no había sido solo un sueño después de todo.

Su mirada se fijo en el espejo, acercándose a este hasta quedar a apenas unos centímetros. Lo miro atentamente, de repente, la canilla se abrió y agua empezó a salir.

Agachando su mirada lo cerró luego de un forcejeo de la manija, y al levantarla su boca se abrió...pero ningún grito salió.

Una imagen aterradora se presentaba en este, ella, pálida y temblorosa y detrás, una mujer de piel tan blanca que se preguntaba si tenia alguna diferencia con el papel. Su cabello caía lacio enmarcando su rostro, le recordó a las alas de un cuervo. Sus ojos estaban oscurecidos, pero a pesar de ello, la mujer parecía serena...no aterradora.

- ¿Quién eres?-pregunto temblorosa, temiendo girarse

-Te he esperado por mucho tiempo, Lydia-dijo la voz, era melodiosa, suave- desde que eras pequeña y viniste por primera vez. Aquí puedo hablarte bajo mi forma humana y no a través de sueños.

Ella iba a decir algo, pero la voz la interrumpió

-Presta atención, tengo que decirte algo importante y no hay tiempo-su voz sonaba firme ahora- el peligro al que te enfrentas tu y tus amigos es muy grande.

- ¿A que te refieres?-pregunto ella frunciendo el ceño

-En esta casa vivíamos con mis hijos y algunos humanos-dijo la mujer empezando a retroceder, ella frunció el ceño y camino detrás de ella hacia la sala. Se percato de cómo su forma parecía a veces volverse transparente, como si perdiera fuerzas-Un lugar para una manada, para una familia. Un lugar para gente diferente, que guardaba secretos. Tu madre Lydia, escuchaba cosas que nadie más oía, veía a personas que nadie más veía...como tu.

Ella frunció el ceño nuevamente

-Eso es imposible-dijo ella conmocionada, sin poder creer lo que esa mujer decía- No...mi madre es  normal. Ella... ¿Por qué me mandaría a un psiquiátrico sino?

-Quería protegerte-dijo la mujer-Cuando tú naciste, ella perdió esa habilidad, te fue heredada....a ti. He vivido en paz desde entonces, pero...mi paz fue perturbada. Alguien esta removiendo cosas Lydia, cosas que no deberían ser removidas. Podrían traer más que el odio, sino destrucción...muerte. Esta aquí, en Beacon Hill y te ha estado viendo desde que regresaste.

Lydia empezó a sentir que su respiración se atoraba en su interior, impidiéndole respirar debido a el enorme shock que las confesiones de esa mujer estaba soltando.

-Tenia que avisarte, pero no me oías-dijo esta, sus palabras empezaron a atenuarse y volverse más rápidas a la vez-Lydia, intente avisarle a tu madre desde el principio, pero ella ya no podía oír mi voz. Te ha estado esperando...acechándote, ha estado esperando el momento para utilizarte para sus fines.

 - ¿Quién?-pregunto ella

 -No puedo verlo-ella negó, como si ese hecho fuese algo grave-Algo me lo impide, se que te ha estado viendo, a ti, a tu familia. El fue el que mato a tu hermano, conoce a tu madre. Ella debe saber quien es, ella lo conoce. Debe decírtelo.... Todo depende de ti a partir de ahora, no puedo quedarme más tiempo...si en algún momento quieres hablar conmigo, encuentra lo que esta escondido. Cuando un Hale le da la espalda a otro Hale, los resultados son catastróficos.

 - ¡Espera!-grito al ver que empezaba a desaparecer lentamente- ¿Quién eres? ¿Dime tu nombre?

 La mujer tardo tanto en responder, que pensó que nunca lo haría. Hasta que finalmente, cuando ya no la veía, lo dijo:

 -Talía Hale

 Lydia la vio desaparecer en la oscuridad de la casa, y su vista se quedo mirando fijamente el cuadro que se encontraba sobre la desgastada mesa de madera.

 Una mujer sonriente colocando las manos sobre los hombros de sus hijos más pequeños.

 -Talía Hale-susurro tocando el rostro de la mujer con la yema de sus dedos-descubriré quien es...lo prometo.

Grita | Teen Wolf #1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora